Tres semanas antes de que tuvieran lugar las detenciones y registros de la ‘Operación Titella’, dos presuntos testaferros del productor de televisión José Luis Moreno se negaron a declarar en una investigación instruida en los juzgados de Madrid. El equipo legal le dijo al ventrílocuo que ya podía «estar tranquilísimo» y así se lo comunicó el productor a su hermana, María Luisa Rodríguez Moreno –conocida como Marisa–, quien le zanjó: «Ya lo decían las cartas, que no aparecían juzgados por ningún lado».
Así consta en las conversaciones telefónicas recogidas en un anexo del informe de la Policía Judicial de fecha 21 de junio aportado al Juzgado Central de Instrucción número 2 de la Audiencia Nacional, donde el magistrado Ismael Moreno instruye la causa que llevó a la detención del productor de televisión por presuntos delitos de estafa, blanqueo de capitales y asociación ilícita, entre otros.
Según las transcripciones de los agentes, el ventrílocuo llamó a su hermana el 11 de junio a las 14:12 horas para comentarle que dos de sus presuntos testaferros «se negaron a declarar y ya no les pueden volver a llamar para esto». Ella le dijo que así quedaba ya «otra cosa zanjada» y aseguró que «ya lo decían las cartas, que no aparecían juzgados por ningún lado». Moreno le insistió en que ya «no tienen que preocuparse por nada» y le avisó que el dinero ya empezaba «a entrar».
«COMO HIZO LA INFANTA»
Media hora antes, Moreno había mantenido una conversación telefónica con una de sus asistentes, quien le avisó de que lo que había sucedido en los Juzgados de Plaza de Castilla. «Cuando les preguntaron, dijeron que se acogían a su derecho a no declarar, como hizo la Infanta; ellos han decidido no declarar a nadie, ni a sus abogados», explicó.
La asistente le aseguró al ventrílocuo que aquel escenario les beneficiaba porque «no se ha dicho nada en tu contra y el proceso se ha acabado». «La diligencia se ha hecho y ahora solo falta presentar la pericial de (…) y ver qué dice su señoría, con lo cual a nosotros nos viene de maravilla», dijo.
Dos días antes, el productor de televisión recibió una llamada de uno de sus abogados, quien le preguntó por varias personas con las que –según los investigadores– mantenía negocios; entre ellas, las dos que se negaron a declarar. Moreno se refirió a ellas como «ratillas» y «gentes que va de una cosa y luego son otra, pero que tienen que vivir de algo».
«ESTÁS FUERA DEL CASO», LE DECÍAN
El letrado le comunicó que ni el fiscal ni la juez le habían mencionado y le aseguró que él, en teoría, estaba «fuera del caso». Le comentó algunos detalles de la causa, le explicó que los bancos habían emprendido varias acciones civiles y le dijo que él mismo había paralizado una de ellas. Durante la conversación le advirtió de que «el día que se vea todo muy complicado dirán que esto se está investigando en la Audiencia Nacional».
En esa llamada, Moreno le preguntó a su abogado si existía la posibilidad de que tuviese que ir a declarar al juzgado. El letrado le dijo que «con lo que está, no». Y le aseguró que «si algún día le llaman, simplemente tiene que decir que fue propietario 10 años antes y dejó de tener relación alguna» con la empresa que estaba siendo investigada.
Tres semanas después, el juez de la Audiencia Nacional ordenó una serie de registros y detenciones, entre las que figuraba el propio Moreno y varias de sus propiedades.