Buena parte del país está disfrutando de sus merecidas vacaciones de verano. Una época del año en la que, además de descansar y desconectar de la rutina diaria, aprovechamos para reencontrarnos con amigos y familiares. Sea en la playa o en el pueblo, nuestra vida social se multiplica en la época estival y es habitual salir a comer y a cenar más a menudo que durante nuestro día a día.
Por ello, en ocasiones, y debido al ajetreo vacacional, nuestro rostro no luce tan descansado y radiante como nos gustaría. ¿Por qué no aprovechar las vacaciones para someternos a algún tratamiento estético y presumir de una piel más joven y luminosa?
De la mano de la experta en medicina estética facial Gema Pérez Sevilla te descubrimos las cuatro técnicas más demandadas en la actualidad para verse mejor. ¡Toma nota!
Toxina botulínica
El bótox es el tratamiento estrella de en estas fechas, tal y como señala la experta, sobre todo para corregir las arrugas del contorno de los ojos y del entrecejo. En esta época, se marcan más las arrugas de esta zona, al entrecerrar los ojos para protegerse de la luz solar. La toxina botulínica tiene la capacidad de relajar las fibras musculares, permitiendo así controlar la excesiva contracción de los músculos que producen estas arrugas. Se aplica sobre los músculos faciales cuya acción deseamos disminuir. Además, ayuda a prevenir que se quedan marcas blancas al tomar el sol si estamos mucho tiempo con la musculatura contraída. Aunque en esta época se demanda menos, el bótox también sirve para tratar las arrugas de la frente.
Mesoterapia con antioxidantes y vitaminas
Otro tratamiento que se puede realizar en verano y que ayuda a refrescar y rejuvenecer el rostro es la mesoterapia. La doctora explica que «utilizamos tratamientos como los antioxidantes, las vitaminas y productos como el NH Glutation que revierten los marcadores del fotoenvejecimiento o envejecimiento solar. Realizar este tratamiento antes o durante el verano favorece que la piel se deteriore menos y sufra menos por la exposición solar y los cambios de temperatura».
La mesoterapia se puede aplicar mediante microinyecciones, pequeños depósitos que se reparten por todo el rostro y el escote, o infiltraciones en abanico, depósitos en líneas subdérmicas que se realizan con cánulas, con un único punto de entrada.
Peelings de verano
La doctora recuerda que el verano no es momento de recambios de piel agresivos, porque si son muy profundos se puede estimular el melanocito y pueden aparecer manchas. Pero sí se pueden hacer cambios de piel superficiales que, además de mejorar el aspecto de la piel (para lucir un rostro más luminoso y joven), van a ayudar a una mejor absorción de los protectores solares y de los nutrientes de las cremas hidratantes.
La experta explica que este tipo de recambio celular superficial se puede realizar con dos tratamientos:
– Por un lado, con los peelings de verano en los que se suelen utilizar ácido láctico, glicólico, mandélico y fítico a concentraciones muy bajas, que permiten eliminar la epidermis envejecida o con manchas, sin un recambio importante de la piel. Los peelings de verano eliminan solo la capa superficial, pero también estimulan la capa basal, que es la que regenera la piel.
– Por otro lado, con el Carbon Peel Flash, un tratamiento de renovación cutánea y estimulación de las capas más profundas que se realiza con carbón activado de origen vegetal, junto a la plataforma Synchro QS4 de DEKA y el láser dermatológico Q-switched. No tiene efectos secundarios y el resultado es inmediato: la tez está más luminosa, tersa y rejuvenecida.
Limpiezas y mascarillas médicas
Por último, la doctora comenta que el verano es ideal para hacer tratamientos en cabina: limpiezas poco agresivas con ultrasonidos, para limpiar los poros, y aplicar después mascarillas médicas según el problema de cada piel. Por ejemplo, se pueden aplicar mascarillas despigmentantes, que tienen en su composición, ácido tranexámico, que permite evitar la pigmentación cuando la piel se broncea. Otro tipo de mascarillas perfectas para el verano son las de Factor G, que tienen factores de crecimiento que favorecen la recuperación cutánea, y las de vitamina C pura con gran poder antioxidante y, por lo tanto, ideales para prevenir el fotoenvejecimiento.