El Consejo General de los Colegios Oficiales de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (COAPI) de España ha indicado esta lunes que la pandemia ha provocado que la demanda se desplace en una importante cuota de los pisos a las viviendas unifamiliares situadas en zonas periféricas.
No obstante, aquellos compradores que deciden optar por un piso se decantan por aquellos que cuentan con una terraza o con zonas comunitarias.
Las personas que deciden vivir en este tipo de inmuebles buscan una ubicación lo más céntrica posible en las ciudades y, junto con ello, una de las principales demandas es que éste se encuentre próximo al transporte público y, que la zona cuente con tiendas, supermercados y buenas infraestructuras en general. A raíz de la pandemia se ha detectado un incremento muy considerable en la exigencia de que el inmueble cuente con espacios al aire libre, según los agentes inmobiliarios.
En cuanto al precio, la Comunidad de Madrid y el País Vasco son las comunidades más caras de España, con precios de 3.117 euros el metro cuadrado y 2.883 euros, respectivamente. Les siguen Baleares y Cataluña, que sobrepasan en ambos casos los 2.500 euros.
Por esa razón, muchos de los compradores deciden decantarse por pisos bien ubicados y que cuenten con menos metros cuadrados. «El cliente busca una vivienda que cuente con una buena distribución y dos/tres habitaciones de media. Además, también hacen hincapié en que no necesite futuras reformas que puedan incrementar el coste total», aseguran desde el Consejo General de los COAPI de España.
Asimismo, los agentes inmobiliarios manifiestan que no hay una respuesta firme para decidir si es mejor comprar un piso de obra nueva o uno de segunda mano y ello va a depender siempre del perfil concreto de cada comprador y de las preferencias que priorice a la hora de definir el inmueble a adquirir, ya que ambas opciones satisfacen unas necesidades u otras.
Las características que ofrecen ambos tipos de inmueble complacen a un perfil de comprador u otro en base a sus prioridades. Los pisos nuevos garantizan una mayor vida útil del inmueble, tienen diseños más modernos y tienen un menor gasto energético, entre muchas otras cualidades. Sin embargo, los pisos de segunda mano se caracterizan por tener un precio inferior, una mejor localización y una menor carga impositiva.