Con los días avanzando puede que los seguidores del FC Barcelona piensen menos en el dolor que ha causado el adiós de Lionel Messi; pero la realidad es que este solo ha sabido hacerse más grande con el correr de los días. Verlo llorar en su despedida por la puerta de atrás; ver como saludaba a la gente unas horas después en su llegada a París; observarlo en esa presentación multitudinaria con el PSG; y ahora verlo entrenarse con otra indumentaria nuevos compañeros es otro golpe que se suma a la paliza que deben estar sintiendo los aficionados blaugranas. Sin embargo, aún faltan muchos más, pues no ha debutado con su nueva camiseta, cuando anote algún gol, al momento en celebre un título…, todo eso será muy duro; pero en el Barça ya quieren comenzar a reponerse y en eso ayudará el inicio de LaLiga Santander.
Obviamente el dolor por lo de Messi no pasará tan fácil, así que concentrarse en lo que viene por delante, pese a que el equipo no genere mucha ilusión, es lo que anima un poco el ambiente. Si bien aún se buscan culpables por la marcha del crack argentino, son muchas las manos que apuntan a un Joan Laporta que no habría hecho lo suficiente para que el delantero se quedara en la que había sido su casa por 21 años. Por supuesto que la delicada situación económica del club azulgrana, con esa enorme deuda de más de 1.500 millones de euros, y el hecho de que excedan el límite salarial impuesto por la Liga en un 95%, incluso ya sin la presencia de Messi, hace que algunos piensen que su salida es una solución. En ese grupo puede encontrarse un Laporta que parece tener otros planes.
Ese empeño en la Superliga Europea costará mucho
En la rueda de prensa en la que Messi se despidió, por respeto nunca iba a hacer nada que dejara mal parado el nombre del club y por supuesto que el suyo tampoco; pero en ocasiones no se pudo contener y dejó ver que desde la institución catalana no hicieron lo posible para que él se quedara; mientras que de su parte sí que trató de hacer posible para llegar a ese acuerdo. Messi habló de que estuvo dispuesto a bajarse su salario en un 50% y ni así era suficiente; no obstante, en los últimos días surgió una posibilidad, una que había conseguido LaLiga Santander con el préstamo que haría la CVC. Javier Tebas ya había hablado con Laporta y al Barça le correspondían 270 millones de euros que servirían para inscribir al argentino y los otros fichajes; pero esa puerta se cerró muy rápido.
A Laporta lo convencieron todos sus dirigentes, empezando por el CEO del Barcelona, Ferrán Reverter, que debía rechazar ese préstamo primeo porque era meterse en una deuda que duraría 50 años, y segundo porque eso lo sacaría de la Superliga Europea de Florentino Pérez y este torneo es la solución económica del club. Para no renunciar a este certamen creado por el presidente del Madrid, que aún no se sabe si se llevará a cabo pronto, Laporta no quiso aceptar la mano que le extendió Tebas y sin ese dinero era imposible retener a Messi, tal como acabó sucediendo. De esta forma, el crack argentino acabó marchándose al PSG y el Barça se quedó sin su mejor jugador y sin dinero para inscribir a los otros fichajes; aunque todavía está en la Superliga Europea. Sin contar con que el mandatario blaugrana perdió su relación con el rosarino.
Una relación rota entre Laporta y Messi
Desde que se lanzará como candidato a la presidencia del Barcelona, Laporta basó su discurso en su capacidad para convencer a Messi de que debía permanecer en el club azulgrana. Su buena relación así lo aseguraba, pues desde la primera etapa del abogado mantuvo una amistad con el crack argentino. Incluso antes de ganar, ya aseguraba que solo él podría convencerlo, porque no solo tenía la capacidad como dirigente para arreglar todo lo que tuviera que ver con su nuevo contrato; además de eso tenía la confianza plena del jugador para sentarse a hablar con él y llegar a un acuerdo. Eso no lo tenía obviamente Bartomeu, del que el argentino no quería saber nada, ni los otros candidatos, a los cuales respetaba; pero no conocía al mismo nivel que a Laporta. Lo malo es que ya todo eso se ha perdido con su adiós.
Messi y su entorno habrían quedado completamente decepcionados de un Laporta que primero usó su nombre para ganar las elecciones; luego no habló claramente de lo mal que estaba la situación económica del club y, como a la prensa, a los Messi les decía que todo iba bien; y finalmente, que aunque tal vez fuera cierto que él si albergaba esperanzas y por eso confiaba en el acuerdo, cuando se dio cuenta que no se podía, convencido por los otros dirigentes, no luchó ante todos ellos para que se quedara. Ese frío apretón de manos en su despedida significó todo lo cordial y respetuoso que el futbolista podía ser ante un Laporta que lo decepcionó. Su salida quedará en el recuerdo de todos y sobre todo en un mandatario que arruinó la buena relación que tenía con el mejor jugador de la historia del Barça.