- El hostelero cántabro, propietario de algunos de los establecimientos más señeros de Santander como Bodega del Riojano, Vermutería Solórzano o Días de Sur, y el chef Álex Ortiz, jefe de cocina del grupo El Riojano y socio de Crespo en algunos negocios, toman las riendas del espacio gastronómico del Centro Botín, icono arquitectónico y epicentro de la cultura y el arte en la ciudad, dependiente de la Fundación Botín.
- Crespo ha apostado por crear, en un marco inmejorable con vistas a la bahía, un restaurante de calidad, con un horario versátil desde el desayuno hasta la noche –en verano habrá copas y DJ hasta las 3 p.m.– y que acoja tanto a turistas como al público santanderino a través de una oferta asentada en el producto de proximidad.
- Sandra Tarruella firma el interiorismo del nuevo espacio, perfectamente integrado en la estructura original del arquitecto y premio Pritzker Renzo Piano y rodeado de una terraza con capacidad para unos 80 comensales.
Carlos Crespo es en estos momentos el empresario hostelero con más peso en Cantabria. Es propietario de Bodega del Riojano, Vermutería Solórzano, Días de Sur, La Carnaza y Speed & Bacon en Santander; copropietario de Pan de Cuco en Suesa, donde en breve abrirá también Primera Vaca; socio de Paco Quirós en los restaurantes La Maruca, La Primera y La Bien Aparecida de Madrid; y, desde este verano, gestor de los espacios gastronómicos del Gran Casino Sardinero y del Centro Botín.
En este último ha apostado por una renovación tanto estética –de la mano de la interiorista Sandra Tarruella– como del concepto culinario para hacerlo mucho más cercano a la gente de ciudad. Una materia prima de primer nivel, los best sellers del Grupo El Riojano –rabas, ensaladilla rusa, croquetas, pastel de cabracho…– y algún guiño al público internacional que atrae la actividad del centro conforman una propuesta que incluye, además, desayunos y una oferta de ocio nocturno para la que ha contado con el apoyo de Julián Santiago, alma mater del Moondog, uno de los pubs más de moda de Santander.
Un espacio non stop
El renovado Café Centro Botín –antes conocido como El Muelle y gestionado por Jesus Sánchez– pretender ser un reflejo de la ciudad en que se ubica; una ciudad auténtica, acogedora, vibrante, divertida, gastronómica, abierta al visitante, que mira al Cantábrico y en la que el frío paisaje norteño contrasta con la calidez de sus gentes. Guiado por su pretensión de ser refugio de todos y a todas horas, cuenta con una oferta ininterrumpida que arranca a las 10 de la mañana con desayunos a base de cuidados cafés de barista y pinchos hechos al momento entre los que destaca el de tortilla de patatas –todo un hit en los locales de Crespo– clásica o rellena de bonito, como gusta en Santander.
A mediodía y para cenar funciona una carta que lleva la rúbrica del cocinero Álex Ortiz, natural de los valles pasiegos, con experiencia en varios estrellas Michelin –El Cenador de Amós, Arbidel y Ricard Camarena– y jefe de cocina del Grupo El Riojano desde hace cinco años, además de socio en algunos de los restaurantes, como Pan de Cuco, Primera Vaca, La Carnaza, Speed & Bacon, Gran Casino Sardinero y Café Centro Botín.
Especialidades de la casa
Entre los entrantes pueden encontrarse algunas de las especialidades más célebres de la cocina de Álex como la ensaladilla rusa de Bodega del Riojano –patata, bonito, anchoa, zanahoria, rábano, pimiento rojo asado, huevas de trucha, guindilla y mayonesa, todo fresco y en su justa medida–; el pastel de cabracho –especialmente jugoso y muy sabroso, ya que se elabora con técnicas de repostería y con auténtico cabracho–; las rabas de Santander; las cremosísimas croquetas de jamón ibérico; los buñuelos de bacalao o las patatas bravas de Pan de Cuco –patatas d e Valderredible triscadas con mayonesa y sofrito casero de pimentón, cebolla, tomate y «picantes varios»–. Hay también producto en estado puro –tomate de Cantabria con cebolla roja– y guiños a la cocina internacional como los mejillones con aromas tailandeses.
Entre los principales destacan el cachón preparado ‘a la bruta’ –una receta menorquina que evidencia la querencia del chef por la pequeña isla balear–; el bogavante con salsa brava, patatas y huevo frito –también inspirado en sus continuos viajes a Menorca–; el canelón de ropa vieja o el snichel de cerdo, de nuevo un guiño a cocinas foráneas, esta vez, del norte de Europa. Completan la oferta postres caseros –tarta de queso, sobao pasiego a las tres leches…– y una oferta de pinchos variados que se elaboran al momento en horario ininterrumpido del almuerzo a la cena.
Las noches del Café Centro Botín
Al caer la noche sobre la bahía de Santander, el Centro Botín proyectará en su pantalla exterior, de grandes dimensiones, el atardecer de alguna remota y preciosa parte del mundo. Será el comienzo de la hora bruja en el Café Centro Botín. Desde que terminan las cenas hasta las tres de la mañana, todos los días de verano y los findes el resto del año, se ofrecerán copas bien servidas y algunos cócteles clásicos y habrá sesiones de conocidos DJ nacionales e internacionales que pincharán música electrónica relajante –house, lounge, chillout…– creando una atmósfera sofisticada y mágica. Para desarrollar la oferta nocturna se ha contado con el apoyo de Julián Santiago que trasladará el ambiente, el cuidado de los detalles y el exquisito trato al cliente de su pub de Puertochico, Moondog, a orillas del mar.
El espacio ha sido redecorado por el estudio barcelonés de Sandra Tarruella, autora también de La Bien Aparecida, La Primera y el restaurante Primera Vaca que Carlos Crespo y Álex Ortiz abrirán en julio en Suesa. Fiel a su particular estilo, la interiorista ha optado por materiales y tonos naturales, con especial protagonismo de las maderas, y por la vegetación –destaca un granado de tres metros coronando la sala– para dotar al espacio de la máxima calidez y sensación de confort. Su trabajo está perfectamente integrado en la estructura del arquitecto italiano y premio Pritzker Renzo Piano de quien se conservan las características piezas de cerámica que cubren sus altos techos, las lámparas y la barra circular. El restaurante tiene capacidad para 70 comensales en el interior, completamente acristalado con vistas al Cantábrico y a la bahía de Santander, y para 80 en la terraza que rodea el restaurante con mesas altas y bajas.
Menús sonoros
También la propuesta culinaria se adapta al centro cultural en el que se encuentra, una institución dependiente de la Fundación Botín que alberga diversas actividades culturales, talleres formativos y exposiciones temporales y que en estos momentos acoge Picasso Ibero, una importante muestra que explora la influencia del arte ibero en la obra de Pablo Picasso a través de más de 200 piezas.
Además de servir el catering para el centro y para las empresas que contraten sus espacios de eventos, el equipo de Carlos Crespo ofrecerá en el restaurante una programación de eventos culinarios entre los que se encuentran los Menús Sonoros. Se servirán en horario de cenas previa reserva y consisten en menús maridados con la música en directo de grupos y artistas locales. Los platos se inspirarán en el estilo musical, en el título o en la letra de las canciones para ofrecer una experiencia multisensorial que tendrá lugar de forma trimestral.