El obispo de Vitoria pide que se fomente la «fraternidad» frente a las trincheras ideológicas

El obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, ha pedido este jueves que se fomente la «fraternidad y la confianza» frente a una sociedad que pretende colocar «constantemente» a la ciudadanía en «trincheras ideológicas». En este sentido, ha reprochado «la batalla encarnizada ideológicamente» que se da en la actualidad, así como «la violencia entre jóvenes, por orientación sexual o hacía la mujer».

Tras las Solemnes Vísperas del miércoles, abiertas a un máximo de 160 personas, y el posterior Rosario de los Faroles a puerta cerrada en la parroquia de San Miguel Arcángel, donde se encuentra la capilla de la patrona de la ciudad, este jueves ha tenido lugar la Misa Pontifical a las 10:30 horas, por el día de Nuestra Señora la Virgen Blanca.

La principal celebración de esta jornada que tradicionalmente reúne a las principales autoridades y a cientos de ciudadanos en varias misas a lo largo del día grande de las fiestas, ha sido presidida con aforo limitado por segundo año consecutivo por el obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, y concelebrada por el vicario general, Carlos García Llata; el párroco de San Miguel, Juan Carlos Aguillo; y su vicario parroquial, Juan Manuel Ochoa de Aspuru.

PROCESIÓN

La celebración por el Día de la Blanca ha comenzado con una breve procesión desde la sacristía hasta el altar mayor donde han llegado los concelebrantes, la Junta de gobierno de la Cofradía de la Virgen Blanca y las principales autoridades de la ciudad, del territorio y del Gobierno central en Vitoria encabezadas por el alcalde, Gorka Urtaran; el presidente de las Juntas Generales, Pedro Elosegi; y el subdelegado del Gobierno, Carlos Zapatero.

Las primeras palabras del obispo de Vitoria han sido para apelar al optimismo. «De una crisis como es esta pueden salir buenas cosas y aparecer buenos hombres y mujeres, pues de un mal podemos sacar un bien, como nos recuerda San Ignacio de Loyola», ha apuntado.

Ciñéndose a los aspectos más destacados de Santa María como referente de la esperanza, ha centrado la reflexión en «mirar al futuro y corregir el rumbo», y ha invitado a padres y madres a no decaer. «Sin duda alguna, tenemos que proteger la verdadera escuela de valores: la familia, donde está el ejemplo a seguir por los más pequeños», ha afirmado.

A su juicio, «la correcta transmisión de padres a hijos, de abuelos a nietos es un bien a cuidar». Por ello, ha abogado por «exigir pequeños sacrificios por el bien común y ser responsables cada uno en su ámbito»

NO CALLAR

Monseñor Elizalde ha subrayado que la Iglesia es «casa abierta para todos, sin excepción», y ha recordado que los cristianos son «parte del tejido social de Vitoria-Gasteiz y del mundo», y están en todos los sectores de la sociedad «de una forma callada y discreta». No obstante, ha indicado que no hay que «callar ante las injusticias y los atropellos del mundo».

«Siendo tolerantes denunciamos la actitud del intolerante; siendo generosos, denunciamos la actitud del egoísta; siendo ecologistas denunciamos los abusos de un sistema que maltrata nuestro ecosistema y tratando de ser buenos denunciamos la maldad del mundo».

DIGNIDAD HUMANA

En prelado ha tenido palabras para las instituciones públicas exhortándolas a «no perder la centralidad de la sagrada dignidad humana de todos los ciudadanos ante una secularización que amenaza, no solo el AND de nuestras fiestas patronales, sino también la raíz de nuestra cultura, de nuestras relaciones familiares y personales, y de nuestros valores, aquellos que se fundamentan en la ley natural y que se hacen realidad en la vida cristiana.

Juan Carlos Elizalde ha asegurado que «la esperanza requiere también de valentía, algo que hoy parece diluirse al no querer abordarse los principales temas de los que se nutren los valores que enriquecen a la sociedad».

También ha dicho que «la valentía requiere de esfuerzo, y el esfuerzo también parece estar mal visto, como podemos ver con cada nueva ley educativa que lo penaliza», y ha puesto como ejemplo las olimpiadas de Tokio.

«Ahora que son los Juegos Olímpicos y vemos la dedicación, el sacrificio y los años de entrenamiento de los atletas, ¿sería justo dar una medalla de oro a todos los participantes?. En la educación, como en el deporte, no se trata de competir ‘per se’; se trata de premiar el esfuerzo, darle valor y recompensar la dedicación para hacernos mejores, apuntar alto en lo que nos especialicemos y poder orientarlo a la sociedad para el bien común.

SOCIEDAD POLARIZADA

Ha continuado disertando sobre este asunto afirmando que «el esfuerzo es contrario al conformismo y que la esperanza es transparente y se basa en la confianza», cosa que «en esta sociedad tan polarizada y donde se nos pretende colocar constantemente en trincheras, se antoja imposible».

Para el obispo de Vitoria, «las mentiras y las fake news, los reproches continuos, la batalla encarnizada ideológicamente, la aniquilación del contrario, la violencia entre jóvenes, por orientación sexual o hacia la mujer, hijos y ancianos, y los mensajes de intolerancia que nos llegan por muchos lados, son actitudes opuestas al estilo cristiano de vivir en sociedad y generan desconfianza».

Por ello, ha dicho que la salida a esta situación actual pasará por «la fraternidad y la amistad social, reflejada claramente y muy entendible para todas las edades y personas en la última encíclica el Papa, ‘Fratelli Tutti’, donde la Iglesia, una vez más, nos llama a corregir el rumbo y no perder el norte».

La celebración ha finalizado frente a la Capilla de la Virgen Blanca, cantando el himno a la patrona y con una ofrenda floral. Antes de la bendición final, a los pies de la Virgen, el obispo ha pedido su ayuda para «crecer con nuevas vocaciones a sacerdotes santos, hombres y mujeres para la vida consagrada, jóvenes fuertes y firmes en su fe, familias que hagan de su hogar una cuna de amor y respeto, mayores y enfermos atendidos y nunca solos, y excluidos y migrantes siempre en la acción social de la Iglesia».