Hace doscientos cincuenta y dos millones de años, gran parte de la vida del planeta Tierra estaba muriendo y en un acontecimiento que marcó el final del período Pérmico, más del 96 por ciento de las especies marinas del planeta y el 70 por ciento de su vida terrestre se extinguieron repentinamente, en lo que se considera la mayor extinción de la historia de la Tierra.
Ahora, investigadores de la Universidad Estatal de Florida, en Estados Unidos, han descubierto que la extinción coincidió con un repentino aumento y posterior descenso del contenido de oxígeno en el océano, según publican en la revista ‘Nature Geoscience’.
«Hay trabajos anteriores que muestran que el medio ambiente se volvió menos oxigenado antes del evento de extinción, pero se ha planteado la hipótesis de un cambio gradual –explica el autor principal y asistente de investigación graduado de la FSU, Sean Newby–. Nos sorprendió ver este evento de oxigenación realmente rápido coincidiendo con el inicio de la extinción y luego un retorno a las condiciones de reducción».
Los científicos habían observado previamente una disminución gradual del oxígeno durante esta extinción, pero el rápido aumento del oxígeno al principio de la extinción fue un nuevo hallazgo. Los investigadores creen que la oxigenación se produjo en unas pocas decenas de miles de años, un periodo muy breve en la escala de los millones de años de la historia geológica de la Tierra.
«Para el registro geológico, eso es prácticamente instantáneo –explica Newby–. Y, por supuesto, se puede comparar con el cambio climático moderno, inducido por el ser humano, donde estamos teniendo enormes y rápidos cambios en fracciones de tiempo en comparación con esta extinción masiva».
Se desconoce la causa exacta de este pico en la oxigenación del océano, pero los investigadores plantean la hipótesis de que la erupción continua de al menos varios cientos de miles de años de una región volcánica masiva condujo a un breve enfriamiento y al repentino pico de oxigenación marina y posterior caída.
Aunque los antiguos niveles de oxígeno marino tenían una tendencia a la baja antes del pico y se mantuvieron bajos después, es el cambio geológicamente rápido de un lado a otro y la deficiencia de oxígeno a largo plazo lo que parece ser más perjudicial para la vida que la disminución gradual. El dióxido de carbono liberado durante esa erupción volcánica hizo que la atmósfera de la Tierra se calentara, lo que redujo el oxígeno en los océanos y provocó que éstos se volvieran relativamente inhóspitos durante millones de años.
Es imposible medir directamente los antiguos niveles de oxígeno marino o atmosférico, por lo que el equipo de investigación midió en su lugar los isótopos de talio, que proporcionaron indirectamente información para comprender los niveles de oxígeno marino del pasado.
Los investigadores tienen previsto estudiar otras extinciones antiguas para comprobar si coincidieron con alguna de ellas cambios drásticos similares en el oxígeno, lo que podría tener implicaciones en la actualidad, ya que el cambio climático y el aumento de la descarga de nutrientes disminuyen la cantidad de oxígeno en nuestro océano actual.
«No se trata sólo de la pérdida de oxígeno en el océano moderno –afirma Jeremy Owens, profesor asociado del Departamento de Ciencias de la Tierra, el Océano y la Atmósfera y coautor del artículo–. La pérdida de oxígeno es importante porque los organismos que viven ahora están adaptados a un alto nivel de oxígeno, pero si hay poco oxígeno también hay muchos organismos que pueden adaptarse. Cualquier fluctuación rápida en cualquier dirección tendrá un impacto».