Siempre es el momento perfecto para disfrutar de un sorbete de limón. Este postre es maravilloso para después de una comida fuerte y condimentada, ya que contribuye a la digestión y a disminuir los sabores que quedan en la boca especialmente después de disfrutar una comida especiada.
Gracias a la presencia del limón en este sorbete, los sabores fuertes se neutralizan mientras se disfruta de un postre helado, fresco y sumamente rico. Al ser tan digestivo y perfecto, incluso hay quienes lo degustan antes del segundo plato, haciendo así de esta delicia algo más profundo que un postre.
En muchos restaurantes conservan la tradición de servir un poco de sorbete de limón antes de cada plato para de alguna manera “limpiar” el paladar y degustar de todos los sabores en su toque justo.
Si bien es cierto que para disfrutar de este sorbete no se necesita más que limón, muchos son los que añaden algunos otros ingredientes para variar su sabor y para otorgar dosis extras de ricura. Hay un ingrediente secreto que puedes añadir y dar una dosis de sabor inimaginable que hará que todos pidan más.
Lo sutil de un sorbete de limón
El sorbete de limón tiene la particularidad de con una forma sutil dar un toque de sabor que disfrutas al momento y que deja a tu paladar listo para degustar otros sabores. Lo más rico de este postre que también es usado como un entre platos para algunas comidas, radica precisamente en sus toques de sabores dulces y ácidos, lo que lo hacen perfecto para disfrutarlo en cualquier momento.
La sutileza expresa dentro de un sorbete de limón, te permite de hecho combinarlo con otros sabores e incluso texturas, para que puedas crear tu propia experiencia. Prepararlo es toda una delicia que te permite crear y a la vez la disfrutas como quieras. Esa es una de las ventajas del limón; el cual aun cuando es un fruto ácido, puede combinar con todo.
El limón combina a la perfección con preparaciones dulces como la leche condensada casera, la cual queda estupenda sobre un rico sorbete o al fondo de este. Sin embargo los ingredientes predilectos para potenciar el sabor de los sorbetes, son los licores; los cuales añadidos en el momento oportuno se convierten en todo un éxito. Bien son recordados los divinos sorbetes de limón al cava, los cuales aparte de sabor aumentan la dosis de magia que de por sí llevan presentes.
El secreto de un buen sorbete de limón
Para que un sorbete de limón resulte todo un éxito, debes cuidar las proporciones para que tenga el toque justo de acidez. Las proporciones correctas son el doble de agua que de zumo; es decir, para 500 ml a agua, 250 ml de zumo de limón darán el divino sabor que se quiere lograr.
Hacer un almíbar es lo mejor a la hora de prepararlo; un almíbar logrará dar mejor textura al sorbete, ya que añadiendo el azúcar directamente al agua, se formaran cristales una vez que se congele. Con relación a la obtención del zumo de limón, siempre hazlo al momento para garantizar su frescura, y cuida eso sí que no caiga ninguna semillita.
Nada más delicioso que un sorbete con buena textura ¿cierto?, bien, para lograr esa textura soñada que recuerde a los copos de nieve más refrescantes; lo ideal es congelarlo por una hora bien tapado y retirarlo para darle una buena removida. Así mismo, cuando lleve dos horas en el congelador, es cuando deben integrársele las claras batidas a punto de nieve.
Es de suma importancia que las claras estén bien batidas antes de agregarse al sorbete; así mismo, debe ser incorporado con suavidad hasta que esté integrado completamente. Este es el truco para la suave y envolvente textura final.
El sorbete de limón más tradicional
Tal como te comentaba, un sorbete de limón está tan envuelto en sutileza, que solo son necesarios limones, agua, azúcar y una clara de huevo; que si bien, no es obligatoria, aporta una textura divinamente provocativa al sorbete.
Comienza colocando 500 ml de agua con 200 gramos de azúcar en una olla y llévala al fuego hasta formar un almíbar suave y resérvalo hasta que se enfríe. Mientras el almíbar se enfría, ve exprimiendo varios limones hasta obtener 250 ml de zumo.
Hacer el almíbar ligero es el paso que da la diferencia y que hace que el sorbete quede perfecto. Cuando este se encuentre a temperatura ambiente, añade el zumo de limón y ralla un poco de piel para potenciar el sabor. Remueve y lleva al congelador.
Bate 2 claras de huevo hasta que estén a punto de nieve y salpica un poquito de sal, retira la preparación del congelador y añade las claras montadas, remueve todo perfectamente y congela nuevamente hasta que se congele pero sin llegar a formar un bloque de hielo.
Cuando se vaya a servir simplemente retíralo unos minutos antes del congelador y bate con la batidora.
El ingrediente secreto para darle más sabor
Durante el verano, disfrutar del sorbete de limón es el equivalente a degustar un copo de nieve acidito que se derrite en la boca con tan solo probarlo. A diferencia de otros postres helados como los que llevan nata en su preparación, el sorbete es ligero, suavecito y fresco.
Hay un ingrediente que al añadírsele completa perfectamente el sabor propio del limón, lo perfuma y potencia de manera extraordinaria. Este ingrediente es la cáscara de limón y es muy fácil añadirla para que el sabor se eleve de manera exponencial.
Bastará con tomar un par de limones y rallar por la parte más fina del rallador, cuidando de no llevar la parte blanca para evitar que se amargue el sorbete. Retira el sorbete del congelador 10 minutos antes de servirlo, y añádele la ralladura fresca, revuelve muy bien y devuelve al congelador.
Pasados 10 minutos retíralo y sírvelo en vasos, decora con una hoja de menta y a disfrutar.
La cáscara del limón potencia el sabor del sorbete de manera 100% natural, al agregar aceites esenciales que elevan su aroma apenas minutos antes de servirlo.
Si bien la cáscara de limón eleva el sabor del sorbete, hay otros ingredientes capaces de elevar a las alturas la sensación de placer que sentirás al probarlo. Algunos de los más ricos son el cava, y otros licores como el ron.