El Comité Asesor de Vacunas (CAV) de la Asociación Española de Pediatría (AEP) ha recordado que la mejor forma de prevenir la hepatitis, además del control sanitario y la higiene (especialmente el lavado de manos después de cambiar a los niños en escuelas infantiles), es la vacunación, especialmente en el caso de la hepatitis B.
«La vacunación universal contra la hepatitis B, implantada desde hace años en España en la población infantil, ha provocado la práctica desaparición de nuevos casos en niños y jóvenes», ha dicho el coordinador del CAV, Francisco Álvarez.
Además, prosigue, existe otra medida de control, implantada también en España, que es realizar análisis en el embarazo para detectar a las madres portadoras del virus B y reforzar el tratamiento preventivo del recién nacido, administrándole gammaglobulina específica, además de la vacuna al nacer.
Para la hepatitis A existe una vacuna eficaz comercializada en nuestro país, pero solo se indica en casos especiales, como contactos domiciliarios de enfermos, enfermos crónicos del hígado, varones homosexuales o viajeros a zonas endémicas; si bien en Cataluña, Ceuta y Melilla, como excepción, se administra de forma rutinaria en la infancia. Sin embargo, en el caso de la hepatitis C, no existe por el momento una vacuna eficaz.
Ante este escenario, los pediatras han recordado que la vacunación universal contra la hepatitis B es uno de los hitos vacunales que se destacan en la campaña divulgativa. En España, se introdujo entre los años 1991 y 1996 como parte de la inmunización sistemática de los adolescentes y actualmente se administra en el primer año de vida y requiere 3 dosis.
La primera dosis se aplica a los 2 meses de edad, como vacuna hexavalente (protege frente a 6 infecciones: además de la hepatitis B, frente a la difteria, tosferina, tétanos, poliomielitis,*Haemophilus influenzae tipo b). Gracias a la vacunación sistemática, en 2019, la proporción de niños menores de 5 años con infección crónica por el virus de la hepatitis B cayó por debajo del uno por ciento, cuando alcanzaba el cinco por ciento en la era prevacunal.
Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), existen aproximadamente 350 millones de personas infectadas de manera crónica por este virus, con alto riesgo de enfermedad hepática grave y muerte por cirrosis o cáncer. Se estima que este virus es responsable de aproximadamente un millón de muertes al año en todo el mundo. España mantiene una tasa de incidencia baja y en los últimos 10 años se han declarado tan solo 15 casos de hepatitis B en niños menores de un año, siendo siete de ellos importados.