Los bosques tropicales húmedos, vitales en los esfuerzos mundiales por limitar el aumento de las temperaturas, están amenazados por los cambios en el uso del suelo y el clima.
Ahora, investigadores de la NASA publican en la revista ‘One Earth’ que han desarrollado una nueva forma de controlar la vulnerabilidad de estos bosques a escala mundial utilizando datos satelitales.
Denominado índice de vulnerabilidad de los bosques tropicales (TFVI), la esperanza es que este método sirva de alerta temprana para las zonas más amenazadas, con el fin de permitir acciones destinadas a proteger estos bosques antes de que sea demasiado tarde.
«Las frecuentes sequías, el aumento de la temperatura y la prolongación de las estaciones secas, junto con las crecientes presiones de la deforestación y la degradación en las últimas dos décadas, han llevado a los bosques tropicales al borde de un punto de inflexión», señala Sassan Saatchi, del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA.
«Lo que predijimos mediante modelos climáticos hace una década, lo estamos observando sobre el terreno –añade–. Ahora es el momento de hacer algo y no más tarde». Este trabajo aprovecha un conjunto de observaciones por satélite realizadas durante las últimas décadas para mostrar cómo y dónde se pueden alcanzar los puntos de inflexión y ayudar a los responsables políticos a planificar la conservación y restauración de estos bosques».
Ha habido otras formas de medir la vulnerabilidad de los bosques tropicales. Sin embargo, la mayoría de ellas se basaban en estudios locales y no podían extenderse fácilmente a regiones más amplias o al mundo entero. Esta falta de coherencia y de capacidad para hacer comparaciones de una región a otra ha provocado confusión e inacción.
Para salvar estos escollos, Saatchi y sus colegas se propusieron desarrollar un índice de vulnerabilidad de las selvas tropicales único que pudiera funcionar en todos los bosques tropicales a partir de las observaciones del clima y la vegetación desde los satélites.
El nuevo índice combina numerosas mediciones e indicadores de las funciones y servicios ecológicos de los bosques, incluidos los flujos de carbono y agua y la biodiversidad. También proporciona información espacial con actualizaciones mensuales y permite a los investigadores identificar y vigilar las zonas con mayor vulnerabilidad o amenazas potenciales antes de que sea demasiado tarde.
Sus estudios han demostrado que las distintas regiones de los trópicos están respondiendo de forma diferente a las amenazas climáticas, y que algunas regiones muestran una resistencia más aparente que otras. Por ejemplo, los bosques de América parecen ser más vulnerables a las tensiones que los de África, donde están mostrando una relativa resistencia al cambio climático. En Asia, los bosques tropicales parecen más vulnerables al uso del suelo y a la fragmentación.
Los bosques tropicales individuales también muestran importantes diferencias en su respuesta a las presiones climáticas y de uso de la tierra. Por ejemplo, la cuenca del Amazonas muestra una vulnerabilidad a gran escala a la condición de secado de la atmósfera, con frecuentes sequías y cambios en el uso de la tierra a gran escala. La cuenca del Congo, en cambio, parece más resistente debido a los impactos históricos de las sequías, la condición general de sequedad y el cambio de uso del suelo y la fragmentación a menor escala.
Los investigadores también descubrieron fuertes interacciones entre el clima, el uso del suelo y la biodiversidad que definen la vulnerabilidad y la resistencia de los bosques. El nuevo índice les permitió identificar la naturaleza de estas interacciones en todos los bosques tropicales del mundo.
«Las conclusiones muestran que la vulnerabilidad de los bosques tropicales es mucho mayor de lo que se preveía en el pasado, y que las zonas perturbadas o fragmentadas casi no tienen capacidad de recuperación ante el calentamiento del clima y las sequías», apunta Saatchi.
«Además, los resultados de nuestro estudio sugieren que los bosques tropicales están perdiendo su capacidad de ciclar el carbono y el agua como antes –prosigue–. Esto está ocurriendo gradualmente a escala continental y más rápidamente a escala regional, con importantes implicaciones para el sumidero global de carbono y el clima».
El TFVI fue elaborado por muchos científicos y conservacionistas reunidos por la National Geographic Society y Rolex y, por tanto, representa un enfoque consensuado por la comunidad en general, señala Saatchi.
La esperanza es que la comunidad mundial más amplia de científicos y responsables políticos, en particular en los países tropicales, haga ahora uso del índice para evaluar sistemáticamente la vulnerabilidad de los recursos de la selva tropical y desarrollar soluciones basadas en la naturaleza para cumplir sus compromisos con el Acuerdo de París. Para seguir de cerca los futuros cambios y amenazas a los bosques tropicales del mundo, los investigadores dicen que el nuevo índice seguirá renovándose automáticamente con el paso del tiempo.