Las únicas veces que se han suspendido unos Juegos Olímpicos ha sido en 1916, 1940 y 1944 por el estallido de la Primera y Segunda Guerra Mundial. La cita de Tokio 2020 se unió al registro histórico de ediciones postergadas en esta competencia que se celebra cada cuatro años, y concentra a la élite del deporte universal en un mismo escenario. La capital nipona es la única ciudad del orbe en acoger dos olimpiadas. Con tantas contras que han tenido y siguen arrastrando, la competición mundialista está a escasas horas de encender el pebetero. Sin embargo, no han quedado libres de las polémicas. Sobre todo, por la complejidad de la pandemia, en un evento que ha recibido a más de 11.000 atletas en la Villa Olímpica.
El año pasado, era evidente que el Comité Olímpico Internacional (COI) «no iba a permitir la realización de estos juegos. Pese a ello, desde tierras asiáticas tenían entre cejas hacerlo en medio de la crisis. Claro, después tuvieron que programarlo para este 2021 sí o sí. Desde la organización, no han pensado en otra cosa que en las pérdidas económicas que han tenido que enfrentar. Por eso es que, a pesar de que este evento esté siendo cuestionado como nunca antes, ya empezaron a desarrollarse. Por si fuera poco, se sabe que hay Covid en las instalaciones, luego de que una gimnasta de Estados Unidos diera positivo, y las alarmas se encienden con más fuerza.
6Pierden por los patrocinantes
Para que unos Juegos Olímpicos salgan a flote no sólo basta con las implicaciones del Estado. Los patrocinantes que vienen de diferentes partes del mundo son los que les dan más fuerza al evento. Si fuesen aplazados los juegos de Tokio 2020+1, el país anfitrión se quedaría sin ningún tipo de beneficios por concepto de patrocinios. Es más, las pérdidas serían más elevadas, y las mismas marcas se verían afectadas por la no realización de la máxima cita del deporte universal.
A su vez, al COI no le conviene que se paren los juegos. Estos ya lo fuesen cancelados si hubiesen querido, porque tienen la autoridad para hacerlo. Pero, como los anunciantes pagan mucho, y suelen firmar contratos jugosos, estos aunque la gente se esté muriendo en los hospitales, o que los propios atletas se contagien de Coronavirus, no darán su brazo a torcer.