El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha pedido este miércoles sentido común para intentar resolver lo antes posible cualquier desastre natural porque «no entienden de fronteras», tras el incendio de Llançà (Girona) de la semana pasada que quemó más de 400 hectáreas, gran parte en el Cap de Creus.
«Los desastres naturales no entienden de fronteras, hay que poner sentido común», ha sostenido en la sesión de control al Govern, después de que la Generalitat pidiera autorización al Gobierno central para disponer de hidroaviones franceses en las labores de extinción de dicho incendio; solicitud que no se autorizó, porque desde el Ejecutivo central se habían enviado dotaciones aéreas para sofocar el fuego.
Tras subrayar que el incendio no es culpa de España y agradecer los 11 medios aéreos que ofreció el Gobierno para extinguirlo, ha defendido la necesidad de poder disponer de medios aéreos que estén más cerca en determinadas zonas transfrontereras, como es la del Cap de Creus, y ha concretado que así lo están trabajando en conversaciones con el Ministerio del Interior.
Todo ello después de que el líder de Cs en el Parlament, Carlos Carrizosa, haya acusado a Aragonès de falta de autocrítica tras lo ocurrido y le haya emplazado a asumir sus responsabilidades competenciales a la hora de mantener los bosques limpios y bien conservados.
«La presidenta del Parlament se apunta al mantra independentista de que la culpa es de España. No se soluciona nada echando las culpas a los otros. La política de lucha contra los incendios consiste en prevenir, investir y ayudar a los afectados», ha sostenido.
Aragonès ha defendido que los incendios «se apagan en invierno» con el trabajo que llevan a cabo de limpieza de los bosques y las franjas perimetrales, y que esto permite controlar los incendios y evitar que cojan una importante dimensión.
Así, ha asegurado que este trabajo de limpieza de los márgenes y de todas las franjas perimetrales ha permitido que el incendio del Cap de Creus «se quedara en 400 hectáreas y no en 2.000, que era una de las previsiones más catastrofistas» que los Bombers.