El nuevo Real Madrid de la temporada 2021-2022 arranca con más caras conocidas de las esperadas. Una de ellas es la de un Gareth Bale que desde hace rato se le busca salida del equipo; pero que cada día que pasa se asoma mucho más la posibilidad de que se quede a las órdenes de Carlo Ancelotti. Obviamente el cambio de entrenador ha sido clave, pues con Zinedine Zidane al mando otro resultado habría tenido su regreso. Y es que desde hace tiempo se medita darle salida al gales al ser uno de los futbolistas que más cobra dentro de la plantilla, 15 millones de euros, y cuyo rendimiento no es el adecuado durante las últimas campañas. Para el Madrid era importante comenzar la campaña con una buena remodelación en la plantilla; aunque tal y como van las cosas, esta no parece que vaya a producirse.
En las últimas semanas, en las que Florentino Pérez ha concedido múltiples entrevistas para defender su postura con respecto a la Superliga Europea, también ha aprovechado para hablar del futuro del Real Madrid y por supuesto de una revolución que tendría la plantilla. Luego de una temporada de mucho esfuerzo y sacrificio por parte del grupo, en la que se luchó por LaLiga Santander hasta la última jornada y se llegó a la semifinal de la Champions League cuando nadie los esperaba allí; la verdad es que no sirvió de mucho, pues acabaron sin ningún título en las vitrinas. Ante eso el mandatario prometió que los cambios llegarían; sin embargo, tras las contrataciones de Ancelotti y David Alaba, el apartado de los fichajes quedó paralizado y el salidas igual. Allí figura un Bale que hace rato acumuló boletos para salir y ahora todo eso puede quedar olvidado.
Bale no pudo encajar en el Real Madrid
Las últimas temporadas de Bale en el Real Madrid han sido un calvario total; porque perdió su estatus de súper estrella y no hizo nada para recuperarlo. Solo la salida de Zidane para la campaña 2018-2019 lo animó y con Julen Lopetegui empezó teniendo un papel central; pero ninguna de sus actuaciones se correspondía a la de un futbolista TOP, que quisiera tomar el lugar de un Cristiano Ronaldo que acababa de marcharse. Ya luego el regreso de Zidane ensombreció aún más el panorama del galés y su participación con el equipo se volvió irregular. En la campaña 2019-2020 fue inolvidable la rueda de prensa en pretemporada, en la que el francés admitió que cuanto más rápido se marchara Bale mejor para él; no obstante, el británico se quedó y arrancó bien el curso, incluso siendo titular, pero todo eso fue un espejismo de Zidane.
Una vez más Bale quedó en el olvido y sus actuaciones se volvieron esporádicas. En nada ayudó una actitud muy tóxica del galés, que lo alejó mucho del club, sus compañeros y la afición. Cosas como posar con la bandera que rezaba «Gales, Golf, Madrid, en ese orden» y muy sonriente no ayudaron; eso mezclado con su reticencia a integrarse al grupo, a dar entrevistas o incluso a tratar de hablar español, molestaron a todo un madridismo que lo veía como un jugador problemático y que daban la razón a un Zidane que lo quería fuera. El parón por la pandemia tampoco mejoró las cosas, pues se convirtió en todo un peso para el técnico francés y el equipo blanco. Bale no entraba en las convocatorias y cuando lo hacía se quedaba en la grada fingiendo dormir o haciendo todo tipo de bromas.
Todavía cuenta con la confianza del italiano
Esa actitud pendenciera, desinteresada y casi como en forma de burla de Bale contra el Real Madrid hicieron inaguantable la situación, al punto de que hasta Florentino Pérez se rindió con él y aceptó la petición de Zidane de sacárselo de encima. Sin embargo, no pudieron encontrarle un espacio en ningún club, pues no aceptaba bajarse su enorme salario y solo una cesión al Tottenham, casi en los últimos días de mercado y pagando solo la mitad de su salario, permitió que se marchara de la capital española. En el conjunto inglés comenzó lento e incluso hizo enfadar a José Mourinho; pero luego pudo comenzar a jugar y a ser importante dentro de la escuadra londinense. Al ver su rendimiento en general se nota rápidamente todavía tiene facultades de gran jugador y a esas quiere apostar un Ancelotti que todavía confía en el talento que tiene.
Con 32 años, un físico privilegiado cuando lo respetan las lesiones y unas cualidades futbolísticas indudables, por más que el quiera jugar golf; la verdad es que el balompié es el deporte que mejor se le da. Pese a que la temporada pasada solo jugó 34 partidos, el galés pudo marcar 16 goles y dar tres asistencias; unos números increíbles que refuerzan esa imagen de que es un atacante con un olfato goleador innato. Eso lo quiere aprovechar un Ancelotti que ya se huele que no habrá muchos fichajes y necesita todos los goles posibles para juntarlos con los que puede hacer Karim Benzema, el único delantero de cuyo rendimiento no se duda. Además, la relación entre el estratega italiano y Bale es magnífica, tanto que el galés asomó con que puede hacer un esfuerzo para corresponder a la confianza de Ancelotti. Una nueva oportunidad se asoma para Bale.