Una investigación internacional, liderada por Manuel Delgado-Baquerizo, de la Universidad Pablo Olavide (UPO) y en la que han participado investigadores del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS-CSIC), ha descrito el microbioma de los suelos de zonas verdes en 56 ciudades del mundo y ha analizado sus beneficios para la biodiversidad y para las personas que habitan en núcleos urbanos.
El estudio, publicado en la prestigiosa revista ‘Science Advances’, muestra que «estos espacios verdes de las ciudades son puntos calientes de biodiversidad edáfica y que, en comparación con zonas naturales adyacentes, la transformación en zonas verdes ha contribuido a que estos espacios sean más similares entre sí», destaca Delgado-Baquerizo.
Además, tal y como indica el investigador del Departamento de Suelos y Conservación de Aguas y Manejo de Residuos Orgánicos del CEBAS-CSIC, Felipe Bastida, «factores como el pH del suelo, la renta per cápita de las ciudades, la afluencia a los parques o los factores climáticos se encuentran detrás de esta biodiversidad de parques y jardines».
Los resultados de esta investigación internacional son también fundamentales en relación con el cambio climático», defiende Bastida, «puesto que indican que los suelos de jardines tienen una mayor cantidad de genes microbianos asociados con la liberación de gases de efecto invernadero, así como de genes de resistencia antibióticos.
«Por tanto, este estudio abre la puerta a comprender cómo estos espacios verdes contribuyen a la regulación del clima y a nuestra propia salud, según este investigador, que precisa que conocer cómo el manejo de esos espacios verdes puede influir a la flora microbiana «es fundamental para hacer ciudades más saludables».
Así, explica que los parques y jardines son zonas recreacionales que contribuyen al bienestar humano. «Se trata de áreas antropizadas que intentan asemejarse a espacios naturales», añade. Sin embargo, poco se sabe de la contribución de las zonas verdes de las ciudades (parques, áreas verdes, cinturones verdes) en el mantenimiento de la biodiversidad y sostenibilidad ambiental.
RELACIÓN ENTRE EL SER HUMANO Y EL MICROBIOMA DE ÁREAS VERDES
Aunque todo el mundo conoce las especies de aves y plantas que habitan los parques, pocas personas saben que la inmensa mayoría de la biodiversidad en estas áreas está formada por los microbios del suelo.
«Microbios que entran en contacto con nosotros mientras disfrutamos del ocio y las actividades deportivas y que juegan un papel fundamental potenciando nuestro sistema inmunológico y nuestra respuesta ante las alergias», añade Delgado-Baquerizo.
Para describir el microbioma de los suelos de zonas verdes se han estudiado los suelos de grandes urbes como Pekín, Santiago de Chile o Ciudad del Cabo y de núcleos urbanos más pequeños, de algunos miles de habitantes, como Utrera, en el sur de España, o Alice Springs, en el centro de Australia.
«Estas zonas son fundamentales para mantener la salud de la población humana, pero además son el hábitat de multitud de seres vivos, entre los que destaca una ingente biodiversidad de microorganismos, que vive bajo nuestros pies y que lleva a cabo funciones primordiales para el mantenimiento de la vida en este planeta», explica el investigador principal del proyecto.
Bastida, por su parte, señala que «este estudio demuestra que los espacios verdes tienen una diversidad distinta a los ecosistemas naturales, y que este patrón se cumple a nivel global en parques de todo el planeta. El trabajo sugiere también que las comunidades microbianas en parques difieren menos entre sí y son más homogéneas que las zonas naturales como, por ejemplo, bosques».
En este estudio también han participado investigadores del Museo de Ciencias Naturales y el Instituto de Ciencias Agrarias (ICA), ambos en Madrid, así como de diversas instituciones internacionales, tales como la Universidad de Colorado (Estados Unidos), la de Zúrich (Suiza), la de Sidney (Australia) y la de Pretoria (Sudáfrica), entre otras