La comunidad educativa ha coincidido en reclamar a la nueva ministra de Educación y Formación Profesional, Pilar Alegría, «más capacidad de diálogo» que su antecesora en el cargo, Isabel Celaá, que abandona la cartera tras impulsar cambios legislativos en la materia, principalmente, la aprobación de la LOMLOE, octava ley educativa de la democracia española que ha sido duramente criticada y ante la que se han rebelado varias comunidades autónomas gobernadas por el PP.
Así, la portavoz de la Plataforma Más Plurales y presidenta de Cofapa, Begoña Ladrón de Guevara, ha dado la bienvenida a la nueva ministra y, en declaraciones, ha avanzado que se pondrán a su disposición «para entablar un diálogo y trabajar en equipo».
«Hubo muchas prisas durante la negociación pero ahora creemos que se queda el trabajo a medias aunque entendemos que el nuevo ministerio hará un trabajo continuista y esperemos que busquen el respaldo de todos. Por ello, le pedimos a la nueva ministra que nos escuche a todos porque en educación necesitamos sumar todos, buscar la estabilidad en el sistema y aunar», ha aseverado.
En la misma línea se ha pronunciado el presidente de la Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE) Alfonso Aguiló, quien ha querido dar «la bienvenida» a la nueva ministra y ha reiterado su «compromiso de trabajar con el Ministerio para mejorar el sistema educativo del país».
«Esperamos poder retomar el desarrollo de la ley con el deseo de consenso que siempre hemos buscado. Y deseamos lo mejor a Isabel Celaá, con quien tuvimos siempre un trato cordial a pesar de mantener importantes diferencias», ha apostillado.
Desde Escuelas Católicas confían en que se inicie una nueva etapa de diálogo y de «verdadera» participación de toda la comunidad educativa, «en la que se busque la mejora del sistema, se afronten los verdaderos problemas que tiene la educación».
«Esperamos también que se recupere el camino para la mejora de la financiación y el pacto educativo. Ofrecemos nuestra colaboración como hemos hecho hasta ahora para avanzar en asuntos tan importantes y necesarios», ha señalado el secretario general de Escuelas Católicas, Pedro Huerta.
En declaraciones, la responsable de enseñanza de UGT, Maribel Loranca, ha precisado que, desde el sindicato, reconocen que «no han sido tiempos fáciles en la Educación por motivos de la pandemia» por lo que han querido «poner en valor que la ministra Celáa ha derogado la LOMCE impulsando una nueva ley educativa de la que compartimos buena parte de sus objetivos».
«También reconocer el impulso a la Formación Profesional a través del Anteproyecto de una nueva ley y que, en estos días, se está debatiendo en distintos foros, incluido el Consejo Escolar del Estado», ha añadido.
En cualquier caso, ha matizado que, desde UGT les hubiera gustado «un impulso más decidido a la negociación colectiva y mayor regularidad en las reuniones de las Mesas Sectoriales del Ministerio» por lo que ha pedido que «en la nueva etapa se siga apostando por el incremento en la inversión educativa; se aborde la negociación del Estatuto Docente y se negocien soluciones para atajar la temporalidad en el ámbito educativo, desarrollando el acuerdo recientemente firmado con Función Pública».
Desde CC.OO., el secretario general de la Federación Estatal de Enseñanza, Francisco Garcia, considera que la ministra Celaá ha dejado «una obra legislativa notable» y se ha referido concretamente a la derogación de la LOMCE y la aprobación de la LOMLOE que, aunque considera que se queda corta», reconoce que supone «recuperar la equidad e ir en la dirección correcta». Al apartado de reconocimientos suma el trabajo para desarrollar una ley de Formación Profesional y la gestión durante la pandemia que ha permitido mantener los colegios abiertos.
Sin embargo, el dirigente de CCOO ha reprochado a Celaá su «falta de talante negociador» y apunta como retos pendientes para su sucesora en el ministerio la aprobación del Estatuto Docente y la estabilización del empleo.
«Recibimos bien a la nueva ministra, y con expectación para contribuir a resolver los déficit en la interlocución y el dialogo social; como todo nuevo cargo que ocupa su puesto tendrá que tener un periodo de tiempo para explicitar sus propuestas, pero seremos exigentes», ha advertido García.
El responsable de Educación de CSIF, Mario Gutiérrez, también ha reprochado a Isabel Celaá su carencia negociadora y ha expresado su confianza en la capacidad del nuevo equipo. «Es muy importante que quienes vengan estén dispuestos a dialogar y negociar porque hay que cumplir el acuerdo en función publica para la estabilidad y su aplicación al sector docente, la aplicación de LOMLOE y la ley de función del Estatuto Docente; esas tres cuestiones tienen que se negociadas para llegar a buen fin», ha explicado Gutiérrez.
Por su parte, el presidente de la Federación de Asociaciones de Directivos de Centros Educativos Públicos (Fedadi), Raimundo de los Reyes, ha valorado de forma positiva algunas de la reformas acometidas por Celaá como la LOMLOE así como la Formación Profesional, aunque ha admitido que algunas de sus declaraciones y actuaciones más «conflictivas» pueden justificar su relevo en el ministerio.
«Su marcha puede tener cierta lógica, pero, por otro lado, hay que reconocer que ha dejado hecha y encarrilada alguna cosa importante como darle un empuje a la Formación Profesional o cambiar la Ley Wert, que en su momento todos pedían», ha indicado De los Reyes.
El presidente de Fedadi no ha querido valorar, sin embargo, la oportunidad de realizar el cambio en el Ministerio y ha asegurado que el tiempo dirá si el revelo «es más una cuestión de apariencia que de fondo». Asimismo, a la nueva ministra le ha pedido que continúe con las reformas iniciadas y busque el «archireclamado consenso» que de estabilidad en materia educativa.
Y, al igual que CCOO y CSIF, ha reclamado una mayor voluntad negociadora con la comunidad educativa que la demostrada por la ministra saliente. «Le pedimos que nos escuche cuando se tomen decisiones», ha concluido.
Por último, el presidente nacional del sindicato de enseñanza ANPE Nicolás Fernández ha manifestado cautela respecto a los cambios a la espera de saber «cuál va a ser la línea de actuación y prioridades» de Pilar Alegría. «Ahora solamente podemos desearle éxito y acierto en su gestión pero nada más, por prudencia», ha zanjado.