La diferencia entre comerse una tortilla de patatas jugosa y sabrosa, como realmente adoran los comensales españolas, y comerse un ‘zapato’ reseco estará siempre en las manos del cocinero. Y aunque parezca que es un plato sencillo, con ingredientes muy accesibles, lo cierto es que hay que cumplir con varias premisas en su elaboración para que acabe tan jugosa como realmente pretendes.
Este plato, que es uno de los grandes tótems de la cocina española, lleva décadas y décadas enamorando a propios y extraños. De hecho, es uno de nuestros platos típicos junto con la paella, la fabada o el gazpacho. Al margen del debate con o sin cebolla, nos gusta sobre todo jugosa, así que presta atención, porque vamos a darte las claves para que te salga de rechupete.
7CÓMO RECALENTARLA
Lógicamente, la jugosidad de tu tortilla de patatas irá menguando a medida que pasen las horas, especialmente si la reservas en la nevera (algo imprescindible en verano por los riesgos asociados a la salmonelosis, esa fastidiosa enfermedad que provoca intoxicaciones alimenticias).
Como los verdaderos amantes de la tortilla no están dispuestos a comerse una tortilla de patatas seca, en el artículo que publicamos AQUÍ te dábamos algunos consejos para que no pierda sabor ni jugosidad si tienes que calentarla de nuevo tras haberla guardado en el frigorífico. ¡Di adiós a las tortillas resecas!