Tortilla de patatas: cómo lograr que esté jugosa horas después

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La diferencia entre comerse una tortilla de patatas jugosa y sabrosa, como realmente adoran los comensales españolas, y comerse un ‘zapato’ reseco estará siempre en las manos del cocinero. Y aunque parezca que es un plato sencillo, con ingredientes muy accesibles, lo cierto es que hay que cumplir con varias premisas en su elaboración para que acabe tan jugosa como realmente pretendes.

Este plato, que es uno de los grandes tótems de la cocina española, lleva décadas y décadas enamorando a propios y extraños. De hecho, es uno de nuestros platos típicos junto con la paella, la fabada o el gazpacho. Al margen del debate con o sin cebolla, nos gusta sobre todo jugosa, así que presta atención, porque vamos a darte las claves para que te salga de rechupete.

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ELABORACIÓN DE TU TORTILLA DE PATATAS JUGOSA

Pasos para que te quede bien cuajada.

Lo primero que hemos de hacer para tener una magnífica tortilla de patatas bien cuajada es pelar y lavar las patatas y cortarlas en rodajas finas, al igual que la cebolla. Ponemos ambas cosas en una sartén y cubrimos de aceite de oliva virgen extra, dejamos que se hagan a fuego medio-suave hasta que comiencen a dorarse.

Sabremos las patatas están hechas cuando comiencen a romperse, con la paleta. Para que la tortilla esté jugosa es importante que las patatas se hagan bien y se confiten, porque no hay nada peor que una tortilla con las patatas medio crudas. Las sacamos de la sartén y escurrimos bien. Ponemos en un cuenco grande, aparte batimos los huevos y los añadimos a las patatas y a la cebolla, añadimos un poco de sal y mezclamos.