Se prevé que en el año 2030 más de la mitad de la población europea presente obesidad, según asegura la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin duda, estamos ante un grave problema de salud pública, pues el sobrepeso lleva asociado el desarrollo de patologías cardiovasculares o de diabetes.
Tanto es así que el citado organismo achaca 2,8 millones de defunciones cada año a la obesidad y el sobrepeso de la población, una situación que la OMS ha llegado a tildar de epidemia mundial. En concreto, desde 1975 la obesidad prácticamente se ha triplicado en todo el planeta.
Lo cierto es que la población de España lleva décadas ‘traicionando’ su afamada dieta mediterránea, integrada fundamentalmente por legumbres y frutas frescas, y ha tomado la senda de los alimentos precocinados y de un bajo valor dietético. De hecho, ya en 2008, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), denunció el abandono de la dieta en los países mediterráneos.
Los expertos atribuyen estos cambios a factores como la mayor implantación de los supermercados, los cambios en los sistemas de distribución de alimentos y que las personas trabajadoras tengan menos tiempo para cocinar debido a sus exigentes horarios de trabajo.
Para determinar si sufrimos sobrepeso podemos calcular el IMC de la persona en cuestión y, de esta manera, saber qué grado de obesidad padecemos y si es necesario tomar cartas en el asunto poniéndonos en las manos oportunas.
De esta manera, este peso ideal se calcula dividiendo el peso en kilogramos entre tu altura en metros al cuadrado. Por ejemplo, si una persona pesa 80 Kg y mide 1,70, tendríamos un resultado de 20,6.
Al respecto, la puntuación obtenida se puede situar en tres niveles posibles:
- Obesidad de grado 1 de bajo riesgo que para las mujeres se hallaría entre 24 y 30, mientras que para ellos fluctuaría entre 25 y 30.
- Obesidad de grado 2 de riesgo moderado. En este caso, ambos sexos comparten los mismos valores en IMC que se estiman entre 30 y 40.
- Obesidad grado 3 severa. Hablamos de un IMC común a hombres y mujeres que excede los 40 puntos.
Sin duda, debemos esmerarnos por procurar que nuestro peso sea el adecuado pues –de lo contrario– se eleva el riesgo de acabar desarrollando graves enfermedades como las que siguen:
- Las enfermedades cardiovasculares en las que cobran protagonismo las cardiopatías y los accidentes cerebrovasculares.
- Enfermedades del aparato locomotor, entre las que cabe citar la osteoartritis. Esta última es una enfermedad degenerativa de las articulaciones que en ciertas personas apenas supone una leve molestia, mientras que a otras les ocasiona un dolor considerable llegando a incapacitarlas.
- Mayor predisposición a sufrir algunos tipos de cáncer como el de endometrio, mama, ovarios, próstata, riñones o colon.
Estos graves problemas de salud ya se aprecian en los costes directos relacionados con esta enfermedad, pues un 7 % del gasto sanitario se dedica a tratar estas dolencias. Incluso se estima que en 2030 será preciso un aumento del gasto anual de 3.081 millones de euros.