La diferencia entre unas croquetas buenas y unas malas es abismal. Hechas un mazacote, grasientas, frías por dentro… lo cierto es que hay mil maneras de estropear este plato, pero en gran parte de las veces se debe a un único motivo: no sabemos añadir bien el rebozado para que se queden crujientes por fuera.
De la misma manera, la diferencia entre preparar bien unas croquetas y hacerlo mal es muy sutil, así que presta atención a los consejos que hoy te damos para preparar esta receta de la mejor manera y así evitar disgustos.
2CUÁNDO NACIERON
Según se cuenta, las croquetas nacieron en la corte de Luis XIV y la primera referencia de presentación tal y como se les conoce en la actualidad data de 1817 de manos de Antonin Carême.
Carême fue un cocinero francés que decidió destacar en el banquete para el príncipe regente de Inglaterra y para el Archiduque de Rusia con un plato de bechamel. Este se encontraba recubierta por una capa gruesa y crujiente al que denominaba croquettes à la royale.
Aquellas croquetas triunfaron, especialmente por lo novedoso de esos crujientes rebozados, así que siglos después ya es hora de que tú aprendas cómo se hace adecuadamente.