GC considera a una facción radicalizada de los CDR como una organización terrorista con explosivos

La Guardia Civil ha concluido en un informe enviado a la Audiencia Nacional que el Equipo de Respuesta Táctica (ERT), integrado por miembros radicalizados de los Comités de Defensa de la República (CDR), era una organización criminal con fines terroristas que tenía como principal objetivo «la planificación del asalto, ocupación y defensa del Parlament de Cataluña» una vez llegado el denominado ‘día D’, para lo cual manejaron sustancias explosivas.

En el informe, fechado en mayo de 2021 y basado en los registros realizados en septiembre de 2019 que concluyeron con nueve detenidos (ya hoy en libertad), la Guardia Civil señala que «el ERT cumplía una labor fundamental en la planificación del asalto, ocupación y defensa del Parlament de Cataluña, quedando de manifiesto su naturaleza como organización criminal con finalidad terrorista de la que reúne todos los elementos».

La Benemérita, cuyo informe consta en el sumario de la causa -al que ha tenido acceso Europa Press-, explica que «la organización gozaba de una elevada cohesión favorecida por la común pertenencia previa a los CDR, que permitía que todos sus integrantes persiguieran una misma finalidad en sus acciones, así como que compartieran un sustrato ideológico relativamente homogéneo y favorable a la obtención de la independencia catalana a través de un activismo radical».

Los investigadores apuntan a este radicalismo como elemento cohesionador del ERT, configurándolo de esta forma como una facción extrema de los CDR. Reflejo de ello es una conversación telefónica de diciembre de 2018 en la que uno de los investigados, el ex concejal de ERC Xavier Buigas, habla de que el grupo formado para «temas de movilizaciones» se desmarcó «completamente» de los CDR: «Ya no tenían ni ganas de poner lazos».

El ERT recibió a través de Buigas un encargo específico del «colectivo clandestino denominado ‘CNI catalán'»: participar en el asalto al Parlament el ‘día D’, una fecha que los investigadores no han conseguido determinar pero que sugieren que podría haber tenido lugar tras la sentencia por el 1-O, a fin de «producir un efecto desestabilizador en el Estado español».

Como parte de los preparativos para la toma de la sede legislativa, se les encomendó «elaborar sustancias incendiarias, deflagrantes y explosivas al objeto de llevar a cabo acciones contra diferentes objetivos que, a la postre, favorecieran el cometido» y, para ello, hicieron acopio de «los agentes precursores necesarios, los manuales detallados, los datos y formulaciones manuscritas correctas y el material del laboratorio necesario para la síntesis de los compuestos explosivos».

Durante los registros se localizó un documento titulado literalmente ‘Esquema bomba’ que ilustra el montaje de un dispositivo para detonación a distancia una bomba de camping gas.

DOS LABORATORIOS Y UN CAMPO DE PRUEBAS

Entre los actos preparatorios que ha conseguido acreditar, la Guardia Civil destaca «la adquisición de materias primas y la realización de síntesis químicas para la obtención de sustancias deflagrantes y/o incendiarias como el agente ‘termita’, así como de sustancias explosivas como el hexógeno, el nitrato de amonio, la tetralita, la nitrocelulosa, la cloratita, el amonal, el amosal o el anfo».

Llegaron a establecer dos «laboratorios caseros» en viviendas familiares -y con niños- de Sabadell y Sant Fost de Campsentelles. En los registros, se encontraron evidencias que demostrarían que los investigados habían conseguido «un elevado grado de eficiencia en la obtención del agente ‘termita'», del que se hallaron varias muestras preparadas para su empleo, conservadas en contenedores estancos donde mantendrían sus propiedades en «condiciones idóneas».

Los investigadores indican que la casa de Sant Fost de Campsentelles, a la que bautizaron como ‘batcueva’, era el lugar donde se realizaban «ensayos y experimentos de la síntesis de los productos, haciendo la zona ajardinada las veces de campo de pruebas para la ignición de los distintos compuestos químicos elaborados, al reunir unas especiales características de aislamiento a la vista y al sonido desde el exterior de la precitada parcela».

Los cometidos del ERT incluían asimismo el establecimiento de contactos y encuentros de coordinación con «otros núcleos productores de sustancias incendiarias, deflagrantes y explosivas». Así, el informe alude a una reunión con una persona experta en química a la que llaman ‘Dr. Chemicals’, que sería un bombero, aunque también habrían hablado con químicos y físicos.

POSIBLES OBJETIVOS

A este grupo reducido se le encargó igualmente desde instancias superiores la obtención de información sobre la seguridad y los accesos de determinadas instalaciones y objetivos críticos y sensibles, «así como de algunos individuos sobre los cuales podían ejecutarse las acciones planificadas».

La Guardia Civil detectó una «intensa labor» de obtención de información por parte de los investigados relativa al dispositivo de seguridad constituido en los alrededores del parlamento autonómico con ocasión del 11 de septiembre de 2019 por personal perteneciente al Cuerpo de Mossos d’Esquadra.

Planificaron desplegar una red de comunicaciones segura en el entorno del Parlament para garantizar el contacto entre el interior y el exterior durante todo el tiempo que durase la ocupación. Con este propósito, estudiaron la posibilidad de usurpar el WiFi de establecimientos cercanos y compraron «cacahuetes» o tarjetas telefónicas seguras y hasta ‘walkie-talkies’.

El informe identifica como posibles objetivos de «algún tipo de acción o atentado», por las búsquedas de información realizadas, el Parlament, la Jefatura de la Comandancia de la Guardia Civil de Barcelona -estudiaron el perímetro de seguridad del acuartelamiento-, la Comandancia Naval, la Delegación del Gobierno y la Fiscalía del TSJ de Cataluña, además de instalaciones y vehículos de las fuerzas de seguridad, torres eléctricas, peajes y autopistas.

Hicieron distintas búsquedas ‘online’ sobre políticos contrarios a la independencia de Cataluña que la Guardia Civil achaca a la posible realización de una «acción» contra ellos, entre los que figuran Pablo Casado (PP), José Manuel Villegas (Cs) o Manuel Valls.

«UN EQUIPO BASTANTE BESTIA»

El informe cuenta que, aunque inicialmente Buigas trasladó al ERT una serie de cometidos centrados en la disposición de una red de comunicaciones segura y en el entorno del Parlament, después fueron ampliados a otros de «mayor virulencia», y ello porque, según lo definió uno de sus fundadores, el ERT era «un equipo bastante bestia».

Los diferentes componentes del grupo desarrollaban tareas propias en función de sus conocimientos pero se coordinaban mediante un sistema interno con grupos de mensajería instantánea. Algunos chats de Signal se llamaban ‘Batman’ o ‘Tortugas Ninja’. La toma de decisiones era mixta, por un lado recibían instrucciones de «escalones superiores» y, por otro, gozaban de cierta autonomía para elegir cómo llevar a cabo sus tareas.

En cuanto a las relaciones con el medio exterior, la Guardia Civil observa que los miembros de los ERT mantenían «estrechas vinculaciones con su CDR de origen, siendo habitual la participación de ellos en algunas de las actividades organizadas en dicho ámbito. De hecho, recalca que la misión de asaltar al Parlament les llegó por un agente externo como sería ‘el CNI catalán’.

De acuerdo con la Guardia Civil, «el grupo tenía vocación de permanencia en el tiempo, siendo prueba de ello la constitución del mismo a finales del año 2018 y las intensas relaciones existentes entre sus integrantes hasta el mismo momento de las detenciones». «Estaba concebida para ser estable», asegura.