En la actualidad, el Real Madrid vive tiempos de incertidumbre. Con una posible sanción de la UEFA a cuestas por el lío de la Superliga Europea, aunque parece que el máximo ente del fútbol europeo puede echarse para atrás al ver que no ganará en ese sentido; y con temas deportivos en estado de ebullición, como lo referente a fichajes complicados, como el de Kylian Mbappé, y salidas engorrosas, como las de Sergio Ramos y Raphael Varane; las cosas lucen algo nubladas en el conjunto merengue. Sin embargo, una de las cosas que se resolvió de forma rápida fue la referente al tema del entrenador; porque tras la renuncia de Zinedine Zidane, que se fue con su polémica carta denunciando la falta de confianza del club, el vacío de poder se llenó muy rápido gracias a la llegada de Carlo Ancelotti.
Florentino Pérez estuvo unos días dándole vueltas a lo referente al nuevo entrenador; de hecho varios nombres surgieron mucho antes de que Ancelotti apareciera. Entrenadores como Massimiliano Allegri, Raúl González, mauricio Pochettino y hasta el de Xabi Alonso se escucharon para hacerse con el cargo que dejaba vacante Zidane; sin embargo, ya fuera por una cosa u otra ninguno terminaba de convencer del todo, aceptar otros proyecto o la falta de experiencia hacían dudar a la cúpula del Real Madrid. Ante eso surgió la opción del estratega italiano y pese a ser la cuarta opción, rápidamente se captó que era el hombre adecuado para el cargo y por eso se quedó con el deseado puesto; aunque hubo alguien que también sonó, pero no solo el alto mando del club lo descartó, los jugadores también lo hicieron. Ese entrenador no fue otro que Antonio Conte.
Varios vetaron la llegada de Conte
La posibilidad de que Antonio Conte se hiciera con el puesto de primer entrenador del Real Madrid surgió gracias a su repentina renuncia del Inter de Milán. El italiano tuvo algunos problemas con las directrices que estaba tomando el conjunto nerazzurro; esto debido a que en lugar de buscar refuerzos para hacer más feroz al equipo que acaba de ganar el campeonato, el club estaba decidido a poner en venta a varios futbolista para resolver la mala situación económica por la que están pasando. Frente a la perspectiva de debilitarse en lugar de traer fichajes para crear una época dorada y seguir reinando en Italia, Conte prefirió dar un paso al costado. Al salir rápidamente se convirtió en una opción para el equipo blanco que con él tenía una buena oportunidad de variar el camino que venía tomando en los últimos años.
Muchos aficionados y algunos en la cúpula del Real Madrid pensaban que esa personalidad fuerte, gran sentido táctico y ese sentido de revolución haría cambiar al equipo; lo que haría mejorar en el sentido de que tras tanto «mano blanda», la llegada de un tipo que controlara mejor la situación y se enfocara en otros temas más futbolísticos ayudaría. Sin embargo, esa posibilidad murió tan rápido como surgió, pues no solo parte de la dirigencia la rechazó, según publicó ‘The Times’, varios jugadores dentro del vestuario se negaron a que el italiano arribara al club. Estos no se opusieron de forma categórica a ser entrenador por Conte e incluso algunos amenazaron con la posibilidad de marcharse si este era elegido como entrenador. Frente a eso no le quedó más opción a Florentino Pérez que dar marcha atrás y entonces surgió la opción de Ancelotti que contentó a todos.
Un vestuario con mucho poder
Parece ilógico que en un equipo élite como lo es el Real Madrid, de los mejores del planeta, se tenga tan presente la voluntad del vestuario. Claro que su opinión se puede tener en cuenta, pues la experiencia de jugadores tan buenos siempre es válida; no obstante, una cosa es tenerla en cuenta y otra muy diferente es aceptar sin rechistar a lo que digan. Claro que Florentino Pérez poco suele aceptar maniobras de persuasión tan agresivas y más bien los que no se adapten a sus planes suelen sufrir las consecuencias, ya se ha visto con la renovación de Sergio Ramos o la salida de Cristiano Ronaldo en su momento; pero esto es algo diferente, pues no es batallar contra un jugador en concreto, es hacerlo contra la mayor parte del vestuario que se opuso de forma tajante a que arribara Conte.
Estos jugadores no es que tengan algo personal en contra del italiano, pero tal como sucediera en el 2019 cuando salió Lopetgui, todos se negaron a que él tomara el cargo. Incluso Sergio Ramos dijo públicamente la icónica frase de que «el respeto no se impone, se gana», en referencia a que no querían a un entrenador que viniera dar órdenes y preferían a alguien más conciliador y que tuviera mejor trato con ellos, pues así lograron sus grandes éxitos. Al final, en esa ocasión tomó el cargo Solari y luego volvió Zidane; ya esta vez se hizo que regresara Ancelotti antes que confiar en Conte. Florentino Pérez quería probar con el ex del Inter de Milán, pero hizo caso al vestuario; lo que puede ser una jugada peligrosa, pues es darle mucho poder a unos jugadores que esta vez se salieron con la suya.