Mucho se habla de la heparina, pero muy poco se conoce sobre la sustancia y cómo debe ser suministrada.
La heparina es una sustancia endógena con propiedades anticoagulantes que consiste en una mezcla heterogénea de mucopolisacáridos sulfatados. Esta mezcla se emplea para evitar los coágulos de sangre o trombos.
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La heparina es conocida porque se prescribe a personas que presentan dificultad para moverse cuando existe un reposo por alguna enfermedad. También se prescribe a personas que atraviesa cirugías y que los obliga a permanecer sentados o acostados durante mucho tiempo.
Esta sustancia además, se prescribe a la mayoría de las personas que le han puesto una prótesis en caso de sufrir una operación de rodilla o cadera, tal vez de varices.
Asimismo, la heparina se usa para impedir el crecimiento de los coágulos que ya se formaron en los vasos sanguíneos. Es especial en pequeñas dosis para prevenir la formación de coágulos en los catéteres, que son los tubos de plástico mediante los cuales se pueden administrar medicamentos o extraer sangre y que se dejan en la vena por un tiempo.
Datos que debes conocer sobre la heparina
La heparina actúa a través de la antitrombina III inactivando los factores coagulantes IXa, Xa, XIa y XIIa, y la trombina, con lo que evita la conversión de fibrinógeno a fibrina.
La inactivación del factor Xa inhibe la conversión de protrombina a trombina, y por tanto la trombosis. Una vez que el trombo se ha desarrollado, la heparina inhibe la coagulación adicional al inactivar la trombina y prevenir la conversión de fibrinógeno en fibrina.
Al inhibir la activación del factor XIII, también evita que se formen coágulos estables de fibrina.
La heparina en dosis suficientes, prolonga el tiempo parcial de tromboplastina, el tiempo de trombina y el tiempo total de coagulación. Su efecto anticoagulante es inmediato y se observa in vitro e in vivo.
Además, hace que disminuya el contenido plasmático de lipoproteínas de baja densidad y acelera la hidrólisis de triglicéridos, efecto que es consecuencia de mayor cantidad de lipasa lipoproteínica en la sangre.
Debido a la alta polaridad de la heparina y tamaño molecular, no atraviesa fácilmente las membranas y por tanto no se absorbe a través de la mucosa gastrointestinal.
Se une en 95% a las proteínas plasmáticas, se metaboliza en el hígado por la heparina y se excreta por la orina. Su vida media biológica es de 60 a 90 min.
¿Cómo se inyecta la heparina?
A continuación te muestro el paso a paso para inyectar correctamente la heparina:
Lo primero que debes hacer es lavarte las manos con agua y jabón.
Posteriormente, seleccionar el lugar en el que procederás a inyectar la heparina. Un punto importante a tener en cuenta es que la inyección de heparina no se debe colocar siempre en el mismo punto. Debes variarlo.
Luego debes desinfectar la zona con un algodón impregnado en alcohol.
Posteriormente, toma la piel limpia con los dedos de una mano mientras que con la otra vas a clavar de forma perpendicular la aguja hasta el final. Con un movimiento rápido.
Ahora bien, debes inyectar la heparina de forma lenta la heparina apretando el émbolo de la jeringa con una presión controlada.
Utilizando un algodón seco, presione ligeramente sobre el punto de la inyección, mientras retira la aguja.
Ten en cuenta que no puedes hacer masajes en la zona después de la inyección, porque podría romper pequeños vasos y provocar un hematoma.
La heparina se prepara solo cuando estés listo para administrarla. No uses el medicamento si ha cambiado de color o tiene partículas. Llama a tu médico tratante para obtener un nuevo medicamento.
Efectos secundarios
Algunos efectos secundarios de la heparina pueden ser graves. En caso de presentar alguno de estos efectos es necesario que consulte a su médico:
- Sangrado o moretones anormales.
- La heparina también produce vómito sanguinolento o parecido a posos de café.
- Sangre en las heces o heces negras y con aspecto de alquitrán.
- Sangre en la orina.
- Cansancio excesivo.
- Náuseas.
- Vómito.
- Ahogo, presión o dolor en el pecho.
- Malestar en los brazos, hombros, mandíbula, cuello o espalda.
- Expectoración de sangre al toser.
- Sudoración excesiva.
- Dolor de cabeza intenso y repentino. Aunque se diga que dista de ello, puede ser causado por la heparina.
- Vértigo o desvanecimiento.
- Pérdida repentina del equilibrio o la coordinación.
- Dificultad repentina para caminar.
- Debilidad o entumecimiento súbito de la cara, brazos o piernas.
- Confusión repentina o dificultad para hablar o entender las palabras.
- Dificultad para ver con uno o ambos ojos.
- Manchas moradas o negras en la piel.
- Dolor y manchas azules u oscuras en los brazos o las piernas.
- Picazón y ardor.
- Escalofríos.
- Fiebre.
- Erupción de la piel
- Sarpullido.
- Sibilancia.
- Falta de aire.
- Ronquera.
La heparina aumenta el riesgo de hemorragia, que puede ser grave o poner en peligro la vida.
Necesitarás pruebas frecuentes para medir el tiempo de coagulación de la sangre. El momento de estas pruebas es muy importante para ayudar a tu médico a determinar si es seguro que tú continúes usando heparina, sobre todo, si estás embarazada.