Tal como su nombre lo indica y a diferencia de muchos otros platos, los filetes rusos tienen su origen precisamente en estas tierras eslavas. Comer estos filetes de albóndigas aplastadas se ha convertido en una forma diferente y deliciosa de consumir carne.
Los filetes rusos son en sí el resultado de la fusión gastronómica francesa y rusa, esto se debió a la presencia de chefs franceses en las aristocráticas familias rusas.
En 1800 ya se encontraría posicionado como uno de los platos más demandados en España, lo cual persiste en la actualidad, ya que los filetes rusos son realmente sencillos de preparar y sumamente deliciosos.
Un poco de su historia
Como hemos mencionado el origen de esta popular receta se remonta a la época de los zares de Rusia. Hacia el siglo XVIII un gran número de franceses se encontraban en tierras rusas; de hecho, el francés llegó a ser considerado como el segundo idioma formal en ese momento de la historia.
Se desconoce el momento exacto en el que este platillo arribó a España. Lo cierto es que ya para 1930 era un plato bastante popular.
Como dato curioso, estos filetes cada vez más populares en la década de los 40, cambiaron su nombre a filetes imperiales, ya que por razones de índole político se buscaba minimizar su ya popular nombre.
De ser un plato de zares paso a alcanzar gran popularidad por la extrema facilidad en su preparación. Este platillo es tan sencillo de hacer, que en tan solo 30 minutos puedes preparar unos deliciosos filetes rusos como todo un chef.
Filetes rusos o albóndigas aplastadas ¿Cuál es la diferencia entre los filetes rusos y las hamburguesas?
Para muchos comensales los deliciosos filetes rusos son más conocidos como albóndigas aplastadas; y es que, en sí, de esto se trata esta deliciosa receta.
Los filetes rusos son una mezcla de carne picada, mantequilla, crema agria y migas de pan remojadas en leche, caldo, sal y pimienta. Ahora bien, contrario a lo que muchos piensan, estos filetes no son lo mismo que una hamburguesa.
Podemos asegurar que este platillo es el predecesor de las hamburguesas que conocemos en la actualidad; de hecho son más condimentados y tiernos que las actuales.
La principal diferencia entre ambos platillos destaca en la forma de su preparación. Mientras que las hamburguesas son preparadas con carne procesada y finamente molida; los filetes rusos son preparados con carne preferiblemente de vacuno que contenga una mediana cantidad de materia grasa (en España es frecuente agregar carne de cerdo), picada en trocitos de forma manual con la ayuda de un cuchillo afilado.
Otra diferencia con las hamburguesas que consumimos generalmente, radica en que estas no llevan pan ni leche en su preparación.
Vayamos a la receta
Para preparar unos deliciosos filetes rusos, se recomienda utilizar preferiblemente carne de vacuno que contenga una buena cantidad de grasa; es decir no utilizaremos carne completamente magra.
Ingredientes para preparar cuatro deliciosos filetes:
- 500 gramos de carne de ternera picada en trozos pequeños (con cuchillo)
- 1 huevo
- 2 dientes de ajo
- 50 gramos de pan
- Leche (cantidad necesaria para remojar el pan)
- Perejil al gusto
- Sal y pimienta
- Harina de trigo para rebosar
- Aceite de olivas
Apenas tengas reunidos por completo todos los ingredientes que necesitas, el primer paso es remojar el pan en leche, de forma tal que quede completamente blando. Al alcanzar la textura deseada procederemos a escurrir el exceso de líquido y lo reservaremos.
Los dientes de ajo y el perejil los vamos a picar finamente o pasaremos por un mortero. En un bol colocaremos la carne previamente picada en trozos pequeños e incorporaremos el ajo con el perejil, el huevo, el pan que anteriormente habíamos remojado en leche, la sal y la pimienta.
Es sumamente importante mezclar muy bien todos los ingredientes. De igual forma como recomendación adicional, tapar con papel film nuestra mezcla por tan solo unos minutos realzará los sabores.
Luego de reposar por unos minutos la mezcla, es momento de dividirla en las porciones que vayamos a realizar (en este caso con los ingredientes señalados obtendremos cuatro deliciosos filetes de tamaño mediano)
La forma que daremos a nuestros filetes dependerá de como los deseamos obtener, lo más común es hacerlos redondeados; para ello puedes ayudarte con un cortador circular o simplemente formar albóndigas con las manos y luego aplastarlas hasta obtener el grueso deseado.
Finalmente debes pasar los filetes por harina cubriendo ambas caras de manera uniforme. Para la cocción: en una sartén honda coloca un chorrito de aceite de oliva, el suficiente para alcanzar la mitad de los filetes (no es necesario sumergirlos completamente en aceite).
Lo ideal para alcanzar un excelente nivel de cocción es iniciar el proceso con fuego alto, una vez en la sartén se irá verificando que queden dorados por ambos lados. Posterior a ello se debe bajar el nivel del fuego y permitir que los filetes alcancen el nivel de cocción correcta en su interior.
Las albóndigas aplastadas deben quedar jugosas y tiernas en su interior. Este toque delicioso, sin lugar a dudas contribuye a alcanzarlo el pan remojado en leche que hemos añadido; aun así, para que queden realmente jugosas es importante no sobrepasar el nivel de cocción de las mismas.
Mientras el proceso de cocción de los filetes sigue su curso, puedes avanzar en la preparación de la guarnición; la cual no es necesario que se trate de algo muy elaborado. Con frecuencia los podemos acompañar de una fresca ensalada verde, unas crujientes patatas fritas y por qué no; de unas rebanadas de pan fresco que te permitirán degustarlos de una manera práctica y deliciosa.