Bechamel: cómo hacerla paso a paso para que no te quede ni un grumo

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Hay algo que tienen en común plato tan diferentes como la lasagna, los canelones o las croquetas: la bechamel. Esta suave mezcla, inventada en Italia, perfeccionada en Francia y usada para todo tipo de recetas, tiene adeptos por todo el planeta, pero ¿saben todos los cocineros hacer una buena bechamel? ¿Qué pasos hay que dar para que no te quede ni un grumo?

No te preocupes, si eres de los que todavía no ha podido perfeccionar el arte de la bechamel, a partir de ahora podrás con los consejos que te hemos preparado. Ya te avisamos: todo depende en parte de la cantidad de harina que pongas en tu receta y de otra serie de condicionantes. Averigua cuáles.

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HERVIR LA MEZCLA

Vigila bien el punto de la bechamel.

Sin parar de mover la mezcla, y con toda la leche ya añadida, debemos subir el fuego a nuestra bechamel a medio alto para que comience a hervir. Poco a poco irá licuándose, pero será su borboteo el que nos avise del punto. Será entonces cuando debemos rebajar el fuego, lo que hará que se espese correctamente nuestra bechamel y quede sin grumo.

A partir de ahí deberemos seguir cociendo la mezcla para que coja cuerpo durante otro par de minutos. Aquí veremos que, según la cantidad de harina que hayamos utilizado, la salsa quedará más espesa o menos espesa. Si la queremos para hacer unas croquetas, con unos 60 gramos de harina será suficiente. Si nos gustan unas croquetas más apelmazadas, podremos 70 gramos de harina. Si lo que queremos es una bechamel para poner encima de la pasta, quizás 50 gramos es lo que debemos echar.

Cuando hayan pasado esos dos minutos de cocinado a fuego lento, deberemos apartar la salsa del fuego. Ya podremos dejar de remover la mezcla. Es ahora cuando podremos echar los añadidos como la sal y la pimienta y la nuez moscada.