La doctora Pilar López Criado, responsable de la Unidad Multidisciplinar de Piel y Melanoma de MD Anderson Cancer Center Madrid, ha señalado que los tumores de la piel graves se han triplicado desde el comienzo de la pandemia de COVID-19 por el retraso en su diagnóstico.
El cáncer de piel no melanoma (basocelular y escamoso) es el tumor más común diagnosticado en humanos y normalmente se trata en dermatología sin precisar tratamiento oncológico. Por lo general, no causa mortalidad a no ser que se diagnostique de manera tardía y en fases más avanzadas.
«Esto es lo que estamos viendo en los últimos meses debido al retraso diagnóstico ocasionado por la pandemia, a lo que se une el aumento de incidencia que se venía evidenciando en tumores escamosos y Merkel (poco frecuente)», ha afirmado.
El retraso diagnóstico también está afectando al melanoma, el tumor de piel que mayor mortalidad causa, no siendo el más prevalente. «Tenemos mayor incidencia y diagnósticos más tardíos. En los últimos seis meses se han triplicado los casos de tumores de piel avanzados atendidos, lo que ha supuesto una mayor utilización de terapias sistémicas, como la inmunoterapia (en Merkel o escamosos) y terapias dirigidas (basocelulares)», ha detallado la especialista.
Este tipo de tumores de piel no melanomas, que habitualmente son menos agresivos y suelen afectar a gente de mayor edad, coinciden con el perfil de pacientes que se ha visto afectado por la pandemia. «Precisamente, han sido estos pacientes los que menos ha acudido al hospital para hacerse revisiones y chequeos médicos. Siendo MD Anderson Madrid un centro de referencia en este campo, solíamos ver algún tumor algo más complejo, casi de manera anecdótica, ya que se trataba de algo poco habitual, pero ahora atendemos tres veces más casos que antes de la pandemia», sostiene la doctora López Criado.
A esto también hay que añadir el aumento de diagnósticos tardíos de melanoma que afecta a una población más joven que igualmente se ha visto afectada por la situación sanitaria actual. Por ello, la doctora López Criado insiste en la necesidad de tomar una serie de medidas para prevenir el retraso de un diagnóstico en cáncer de piel y, en consecuencia, un mal pronóstico.
«Hay que transmitir la importancia de acudir al dermatólogo, sobre todo a aquellos pacientes de edad avanzada que suelen presentar un peor pronóstico por los cambios de piel que sufren asociados a la edad», ha advertido.
En población mayor, también es importante prestar atención a los cambios de pigmentación de la piel, descamaciones o lesiones que vayan acompañadas por picor o irritación, ya que es frecuente que crezcan de tamaño y las molestias no remitan. Este tipo de pieles deben ser vigiladas por el dermatólogo, al menos una vez al año para llevar un control y descartar una posible patología tumoral, especialmente si se ha tenido antecedentes familiares. «El tiempo es fundamental para el diagnóstico», concluye.