El Museu Picasso reivindica el valor de las joyas de artista en una exposición

El Museu Picasso de Barcelona reivindica el valor artístico de las joyas en la exposición ‘Picasso i les joies d’artista’, que se podrá ver a partir de este viernes y hasta el 26 de septiembre y que muestra joyas del artista malagueño junto a fotografías, dibujos y grabados en los que aparecen joyas y personas luciéndolas.

Las piezas de Picasso se complementan con otras de artistas como André Derain, Max Ernst, Niki de Saint Phalle, Kiki Smith, Man Ray y Alexander Calder.

Son creaciones que aluden a las producciones artísticas de sus autores: «Muchos artistas hacen de la joya una parte de su obra, un fragmento de su creación», ha dicho en rueda de prensa el director del museo, Emmanuel Guignon, comisario de la muestra junto a Manon Lecaplain.

También en el caso de Picasso las joyas son «una síntesis de su obra», donde retoma las temáticas que le interesan, según ha explicado Lecaplain.

UN CATALIZADOR DE SUS EMOCIONES

El pintor malagueño empezó a crear joyas el año 1936, cuando conoce a la artista Dona Maar, y en el verano que pasan juntos en las playas del sur de Francia, Picasso recoge huesos, guijarros, vidrios de mar y fragmentos cerámicos que decora con un cuchillo o a pinceladas, hasta crear objetos que describe como «una auténtica pasión».

Así, según Lecaplain, las joyas son objetos íntimos que permiten que el visitante se sumerja en la vida del pintor y sus relaciones personales: «Son como un termómetro de sus relaciones y un catalizador de sus emociones».

A parte del lado emocional y autobiográfico, Lecaplain ha destacado también su interés científico, puesto que Picasso las utilizó para experimentar con técnicas y materiales.

JOYAS BAULE Y KAFIR

Simultáneamente, el Museu Etnològic i de Cultures del Món de Barcelona acogerá la exposición ‘Joies baule i kàfir. Diàlegs amb Picasso’.

Exponen una treintena de joyas que ponen de manifiesto la admiración que Picasso sintió en su trayectoria artística por la culturas baule de África Occidental y la cultura afgana kafir.

Aunque la exposición tiene un discurso autónomo, muestra cómo estas dos culturas se entrelazan en un diálogo con Picasso.