La ensaladilla rusa ni es rusa ni es una ensalada al uso, pero sigue siendo uno de los platos favoritos de los comensales españolas. De acompañante, como primer plato o para la cena, en muchas casas españolas se opta por esta suculenta receta, que se sirve fría y que suele suponer una genial solución cuando recibimos visitas.
‘Rusas’ hay de muchos tipos, tantas casi como cocineros tengan, pero no todos ellos saben darle el punto correcto a este manjar. Una ensaladilla buena puede llevarte al summun del placer gastronómico pero una mala te puede obligar a tirarla a la basura. Así que no caigas en uno de los errores que hoy te describimos si quieres preparar una a la altura de los mejores chefs.
1LA ENSALADILLA RUSA QUE NO ES RUSA

Lo primero que hay que decir de la ensaladilla es que no es rusa, aunque este ‘error’ realmente importe poco a la hora de calibrar su calidad y sabor. Se trata de un plato aparecido por primera vez en España en 1858, cuando formaba de un menú propuesto en el libro La cocina moderna, según la escuela francesa y española, del cocinero español Mariano Muñoz.
Pero con la ensaladilla rusa hemos topado. ¿Con guisantes o sin? ¿Judías verdes? ¿Con huevo duro? ¿Atún o ventresca? ¿Patata entera o chafada? Hay tantas ensaladillas como creatividades y gustos, pero tanto desde la tradición como desde la innovación hay que evitar siempre los fallos que hoy te comentamos.