Investigadores españoles han identificado hasta seis grupos de población más susceptibles de impacto en la pandemia: mujeres; menores de 42 años; personas que cuidan de terceros, incluyendo hijos a su cargo; personas en situación de precariedad socioeconómica; trabajadores esenciales o en trabajos no especializados; enfermos de COVID-19; y el personal sanitario, especialmente los que trabajan con enfermos de COVD-19.
Esta es la principal conclusión del trabajo liderado por Cristina Vilaplana, del grupo de Tuberculosis Experimental (UTE) en el IGTP y del CIBERES. El resultado forma parte del proyecto COM-COVID, una encuesta a la ciudadanía para reconocer los efectos de la epidemia para la sociedad y en la que han identificado hasta seis grupos de población más susceptibles de impacto en la pandemia.
El proyecto COM-COVID es una iniciativa del consorcio SMA-TB, liderado por el grupo UTE en el IGTP, y han colaborado investigadores del CIBER -CIBERES (Cristina Vilaplana, Pere Joan Cardona y Lilibeth Arias ), CIBEREHD (María Rosa Sarrias y Carolina Armengol), CIBERESP (Antoni Serrano-Blanco) y CIBERSAM (Belén Arranz)-, el Instituto de Investigación Sant Joan de Déu y la Fundación Lucha contra el Sida.
La encuesta, registrada como estudio transversal, se distribuyó en cinco idiomas utilizando una estrategia de bola de nieve con distribución por redes sociales y servicios de mensajería instantánea. «Queríamos llegar al máximo de gente posible, por ello escogimos esta estrategia», explica la doctora Vilaplana, que ha liderado el estudio.
Después de estudiar 56.656 encuestas completadas, los investigadores han podido confirmar los resultados apuntados por otros estudios más pequeños, y grupos seleccionados (mayores, jóvenes, colectivos profesionales, etc.) e identificar hasta seis poblaciones susceptibles de poderse beneficiar de una intervención:
Por el contrario, según se deriva de las encuestas, los que lo han gestionado mejor son los mayores de 61 años, personas casadas o viudas, aquellas que se encontraban bien (en el momento de responder la encuesta) y, en general, ha afectado menos a personas con doctorado, estudios superiores y trabajos calificados.
«Los datos obtenidos podrían ayudar para diseñar e implementar activamente medidas adaptadas a nuestro entorno, no solo en el ámbito sanitario, sino también aplicándolas a los colectivos que hemos identificado. Hoy en día se ha hecho un gran esfuerzo para generar recursos y ahora se deberían aplicar de forma activa», apunta Vilaplana.
«Los resultados obtenidos podrían ayudar a los planificadores sanitarios y diseñadores de políticas públicas a ajustar las disposiciones de contención frente a futuros brotes u otras situaciones especialmente difíciles para la sociedad, de forma que puedan adaptarse a las necesidades reales de la gente», ha añadido.
El equipo de Vilaplana se dedica principalmente en el estudio de la tuberculosis, una enfermedad infecciosa que afecta habitualmente al aparato respiratorio. Hace cuatro años que comenzó una línea de investigación centrada en medir la calidad de vida de la gente en el contexto de las enfermedades infecciosas, para estudiar las personas enfermas desde un punto de vista más holístico y humano.