En los últimos años estamos asistiendo a un fenómeno al que se suma una parte importante de la población, el del auge de los productos naturales. La etiqueta orgánico, natural o ecológico está muy presente en nuestro día a día y con mucha frecuencia se utilizan todos estos términos como sinónimos, cuando no siempre lo son.
A su vez, existe la idea generalizada de que todo aquello que se comercialice con esas etiquetas es, per se, algo positivo, dejando a un lado industrias tradicionales tan potentes como la cosmética, la medicina o las farmacéuticas.
La realidad es que no todo lo sintético o lo artificial es negativo para el organismo ni todo lo que se comercializa como algo natural u orgánico es mejor, pero no cabe duda de que estos últimos productos han entrado con fuerza en la mente de los consumidores.
¿Por qué nos atraen cada vez más los productos naturales?
A medida que los consumidores priorizan la salud y el bienestar durante la pandemia, los consumidores ven cada vez con mejores ojos estos productos naturales. La filosofía está presente en diferentes disciplinas, desde la alimentación hacia la suplementación deportiva pasando por la cosmética natural, que vive un auténtico boom.
Por otra parte, esta filosofía de lo ecológico y lo natural también se refleja en el ascenso que están viviendo los remedios caseros. De algún modo es como si volviéramos a idealizar modos de vida tradicionales, con soluciones de antaño para paliar problemas de salud leves o conseguir un mejor aspecto estético en el rostro y en la piel.
La contrapartida de este fenómeno es que aparecen sucesos como la popularización de la leche cruda, cuyo consumo puede resultar muy peligroso si no existen un protocolo de mantenimiento bien diseñado.
Productos naturales a la venta online
En todo este proceso de crecimiento del mercado natural participa también el consumo online. Muchos emprendedores y compañías han sabido detectar las oportunidades que ofrece este fenómeno y han sumado al gusto por los productos naturales el cambio de comportamiento de los consumidores, que se dirigen con frecuencia al mercado online.
Los consumidores en la actualidad queremos disponer de productos que tengan la etiqueta de natural y que realmente estén elaborados a partir de ingredientes orgánicos pero adquirirlos cómodamente a través de internet.
Eso es lo que propone, entre otros, el portal Spirosa, donde podemos acudir a soluciones de alimentación saludable, vitaminas, suplementos, cosmética natural, otros remedios e incluso soluciones que minimizan el impacto ambiental. La web actúa también como un blog en el que se promueve la vuelta a la tradición, la interacción con la naturaleza, el respeto por el entorno y la mejora en calidad de vida.
Consumidores comprometidos, el consumo para generar el cambio
Una realidad que mueve a estos procesos es que muchos usuarios han hecho de su capacidad de consumo un arma para introducir cambios en la sociedad. A pesar de que las grandes marcas, véase de cosmética, la industria alimentaria o las farmacéuticas, mantienen mucho poder y pueden modelar los gustos de los consumidores hacia su terreno, este auge de productos naturales está introduciendo pequeños cambios.
Si esto no fuera así no se comprendería, por ejemplo, que el cannabis ya forme parte de muchos productos cosméticos a través de componentes como los cannabinoides. Esto, además, está impulsando el debate sobre la legalización de esta planta, cada vez más aceptada socialmente en buena parte del mundo, aunque es un tema que sigue generando mucha polémica por el temor a abrir la puerta a otras sustancias consideradas más dañinas para la salud.
Es indudable que los términos natural, orgánico y ecológico están inundando muchos lineales de supermercados y tiendas online. Y que a esto también se puede sumar el carácter sostenible o de respeto por el medio ambiente, e incluso el de comercio local, pero para que todo esto sea realmente sano o eficaz hay que ir más allá.
No basta con etiquetar productos con estos conceptos, sino demostrar realmente que lo son. Y en ese sentido el consumidor es cada vez más crítico. Muchos ciudadanos consideran que consumir puede ser también un acto de protesta, una fórmula efectiva para cambiar el mundo. Hacerlo más sostenible y amigable para quienes lo habitan.