El Gobierno marroquí ha llamado a consultas este martes a su embajadora en Madrid, Karima Benyaich, en un paso más en la crisis diplomática abierta por la acogida en España del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, y que se ha visto agravada por la entrada de miles de migrantes en Ceuta procedentes de Marruecos, según han confirmado fuentes diplomáticas del reino.
La propia Benyaich ya había adelantado horas antes que contaba con que el Gobierno de su país la llamara a consultas después de haber sido convocada al Ministerio de Asuntos Exteriores español.
Aquí, la ministra de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, Arancha González Laya, ha explicado que le ha trasladado el «disgusto» y el «rechazo» del Gobierno a los sucesos del último día en Ceuta así como el deseo de «mirar al futuro y evitar que actos como estos puedan volver a repetirse».
Aunque el Gobierno ha evitado atribuir a la acogida de Ghali en España los últimos acontecimientos, ha sido la propia embajadora la que en declaraciones ha apuntado en esa dirección. En las relaciones entre países hay actos que tienen consecuencias «y se tienen que asumir», ha sostenido, insistiendo en que hay «actitudes que no se pueden aceptar».
Según Benyaich, las relaciones entre países vecinos y amigos se tienen que basar en «la confianza mutua, que se tiene que trabajar y nutrir».
El Gobierno ha alegado razones estrictamente humanitarias para acoger a Ghali, ingresado en un hospital de Logroño desde el 20 de abril con COVID-19, pero las explicaciones no han satisfecho a Rabat, que el pasado 8 de mayo avisó de que extraería «consecuencias», afeando en particular el que no se le notificara de antemano.
Benyaich ya fue convocada al Ministerio de Asuntos Exteriores el pasado mes de diciembre para pedirle aclaraciones sobre las declaraciones del primer ministro marroquí, Saadeddine El Othmani, en las que ha defendido que Ceuta y Melilla «son marroquíes como el Sáhara».
Entonces, la secretaria de Estado de Asuntos Exteriores, Cristina Gallach, trasladó a la embajadora que el Ejecutivo español «espera de todos sus socios respeto a la soberanía e integridad territorial» de España. Por su parte, Benyaich aseguró al Gobierno español que la postura del reino alauí respecto a las dos ciudades autónomas no había cambiado.