El teniente de alcalde de seguridad del Ayuntamiento de Barcelona, Albert Batlle, ha asegurado este lunes que las aglomeraciones en las calles de Barcelona durante la noche del sábado tras la finalización del toque de queda «no se podían evitar» pero eran previsibles.
En una entrevista de La2 y Ràdio4, Batlle ha asegurado que el sábado la Guardia Urbana velaba por disolver las aglomeraciones «más numerosas» y evitaba actos que afectaran a la seguridad de las personas.
Según han explicado fuentes municipales, durante la noche del sábado se desalojó a 6.500 personas y la noche del domingo a 1.639 personas en la capital catalana.
Batlle ha detallado que la primera noche sin toque de queda «era imposible» que los agentes de la Guardia Urbana multasen una por una a las personas que estaban sin mascarilla o sin distancia de seguridad, pero ha explicado que las multas interpuestas desde el principio del estado de alarma en Barcelona se están cobrando y que ya se han recaudado 1,7 millones de euros.
Respecto al ocio nocturno, ha remarcado que «de la misma manera que se abrieron los restaurantes, habrá un momento que se tendrá que ver cómo abrir el ocio nocturno y en qué condiciones, que se tendrá que negociar con ellos», aunque ha asegurado que no todas las personas que hacen botellones irían a los locales de ocio nocturno para salir de fiesta.
Tras el anuncio de ERC de que optará por intentar gobernar en solitario ha manifestado: «Lo que me parece una pésima noticia es que después de 80 días de las elecciones estemos como estamos. No nos lo merecemos. Nos están tomando el pelo».
Ha criticado a la presidenta del Parlament, Laura Borràs, por no permitir que el ganador de las elecciones, Salvador Illa, pueda presentarse como candidato a la presidencia de la Generalitat, y ha puesto el foco sobre el «cordón sanitario» que los partidos independentistas firmaron contra el PSC cerrando la puerta a cualquier pacto postelectoral.