Cada mañana, cuando te levantas sucede lo mismo, el cuerpo te pide a gritos por lo menos una taza de café. Entonces, agarras tu cafetera italiana (esa que tenemos el 90 % de los mortales), la desenroscas, pones agua en la base, llenas el filtro de metal con el café y lo colocas. Ya empezaste mal. Luego, enroscas la parte superior de la cafetera, la colocas al fuego, bajas la tapa y… ahí está, sigues haciéndolo mal.
Así es, a pesar de que te parezca muy raro, si has realizado el proceso que se describió anteriormente, has cometido dos errores que están causando que el café de tu cafetera quede mucho peor de lo que debería. Estas quitándole buena parte de su sabor, eso es considerado un maltrato.
Puede que cuando haces eso no muera un perrito, pero Juan Valdez y su mula se retuercen por el suelo de los cafetales de Colombia. Pero no entres en pánico, que aquí vamos al rescate. Estos son los dos secretos que puedes poner en práctica para que tu café tenga el sabor que realmente le corresponde, sí, que sepa a café.
7Si deseas tomar un buen café, debes guardarlo muy bien cuando lo tengas en casa
Esto se refiere a atender una norma básica: debes evitar sitios muy húmedos, muy cálidos o con fuertes olores. Conservar el café en un paquete abierto, doblándolo y colocándole una pinza de la ropa no es la mejor de las opciones. Lo más recomendable es que tengas un recipiente de cierre hermético para guardarlo, este puede ser de cristal o acero que son buenos materiales para conservar el café. Después de estar abierto, la oxidación del café es su mayor enemigo, cuanto más se evite el contacto con el aire, será mucho mejor.