La Universidad de Granada (UGR) ha comenzado las actividades del proyecto ‘¿Cómo conviven varios idiomas en el cerebro? Transfiriendo la investigación desde el laboratorio a la sociedad’, una iniciativa financiada por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología que incentiva el estudio del bilingüismo y los beneficios sociales, cognitivos y lingüísticos que aporta.
Los responsables del proyecto, en el que participan dos grupos de investigación dirigidos por Teresa Bajo y Cristóbal Lozano, han subrayado que «las implicaciones de conocer un segundo idioma van más allá del aspecto social ya que modulan el cerebro y la cognición de las personas», según ha informado la UGR en una nota.
«Las lenguas están continuamente activas en el cerebro bilingüe y no es sencillo apagar o desactivar una de ellas. Esto hace que el cerebro se reorganice o remodele para usar los idiomas de manera flexible evitando interferencias entre las lenguas que las personas conocen», han agregado.
¿Cómo funciona ese mecanismo cerebral capaz de gestionar las lenguas que hemos aprendido? A través de la inhibición, por ejemplo, que se ha relacionado con áreas frontales del cerebro y actuaría como barrera que evitaría la mezcla de idiomas. Sin embargo, en ocasiones se necesita emplear varias lenguas casi de manera simultánea, lo que añade otro punto de complejidad a la actividad cerebral.
Los investigadores han puesto como ejemplo la situación en que, «mientras hablas inglés con un amigo, otro amigo español que no es muy bueno en inglés se une a la conversación y necesitas cambiar de inglés a español para poder interactuar con ambos. En esta situación, inhibir el español no es lo más útil porque tienes que usarlo en tu conversación. Por tanto, otras estrategias deben usarse como por ejemplo la flexibilidad».
Estos escenarios son comunes en el cerebro de una persona bi/multilingüe y el órgano es capaz de representar tantos idiomas como la persona conozca. Sin embargo, dicha representación varía en función de multitud de características como el dominio del idioma o la edad de adquisición, según demuestran los estudios realizados.
La ingente actividad cerebral derivada del conocimiento de al menos una segunda lengua ayuda también a un envejecimiento saludable. Diversos estudios muestran cómo el trabajo del cerebro cambia incluso después de una corta exposición a un nuevo idioma y estas diferencias parece que se mantienen a lo largo de la vida. La reorganización cognitiva favorece nuevos aprendizajes. Además, a largo plazo, el conocimiento de idiomas ejerce de factor neuroprotector, beneficiando la salud cerebral.
La divulgación del proyecto ‘¿Cómo conviven varios idiomas en el cerebro? Transfiriendo la investigación desde el laboratorio a la sociedad’ ayudará a desmontar mitos sobre los supuestos perjuicios que el aprendizaje de idiomas puede provocar, especialmente en niños.
Muchas creencias populares apuntan al retraso en el aprendizaje que supone conocer desde pequeños una segunda lengua o la confusión que los idiomas producen en los niños. También existe la creencia de que mezclar dos idiomas mientras se habla es perjudicial. Dichas afirmaciones carecen de base científica alguna, han apuntado las investigaciones.
«También hay otros mitos sin sentido como el que señala que las personas bilingües deben tener un conocimiento perfecto de sus idiomas para ser consideradas como tal, que un bilingüe es aquella persona que nace en una familia con padres y madres de diferentes nacionalidades o que una persona bilingüe no tiene acento extranjero, entre otros», han comentado los investigadores.