La tasa de mortalidad de los pacientes con COVID-19 que requirieron ventilación asistida en España durante la primera ola de la pandemia fue de un 33 por ciento, según ha resaltado el doctor Antonio Torres Martí, neumólogo del Hospital Clínic de Barcelona, durante el II Congreso Nacional COVID-19.
El experto ha presentado el estudio ‘CIBERESUCICOVID’, cuyo objetivo ha sido investigar los factores de riesgo y pronóstico de pacientes Covid-19 en las unidades de cuidados intensivos (UCI) españolas. Además, este trabajo permite la posibilidad de elaborar un seguimiento, tras un año del alta hospitalaria, que permitirá determinar la mortalidad y las secuelas respiratorias; realizar un estudio epigenético, y hacer una evaluación de biomarcadores en la patogénesis, mortalidad y efectividad de los tratamientos.
«En el pico de la pandemia, de un 20 a un 30 por ciento de los pacientes hospitalizados en España requirieron ser ingresados en la UCI y más del 80 por ciento necesitaron ventilación mecánica por síndrome de distrés respiratorio agudo (SDRA). Además, un elevado número de estos pacientes mostraron complicaciones y una elevada tasa de mortalidad, del 30 al 60 por ciento», detalla el especialista.
Los investigadores han realizado un seguimiento de los pacientes que requirieron ventilación mecánica, a tres meses del alta, y un 82 por ciento presenta alteraciones de las pruebas funcionales respiratorias, la mitad tiene sensación de ahogo, el 70 por ciento muestra alguna alteración en el escáner torácico y un 30 por ciento fatiga muscular. «Todos estos indicadores nos permitirán avanzar para avanzar en mejores respuestas terapéuticas y valorar su eficacia a largo plazo», apunta Torres Martí.
Durante su intervención, la doctora Marina Blanco Aparicio, neumóloga del Complejo Hospitalario Universitario A Coruña y coordinadora del Área de Asma de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), ha recordado que durante la primera ola de la COVID-19 se emplearon fármacos como lopinavir/ritonavir, hidroxicloroquina/cloroquina y azitromicina, que dejaron de utilizarse por su falta de eficacia.
«El tratamiento de la COVID-19 se sustenta en 3 aspectos clave: las medidas de soporte respiratorio que van desde el oxígeno convencional hasta la ventilación mecánica invasiva, pasando por el aporte de alto flujo de oxigeno y la ventilación no invasiva; el tratamiento antiviral para los pacientes que precisan oxígeno, siendo el remdesivir el que cuenta con más evidencia de lograr una reducción de mortalidad, y el tratamiento dirigido al control de la respuesta inflamatoria, con corticosteroides, pasados los primeros días dominados por la replicación viral», ha afirmado.
Esta especialista ha aseverado que actualmente están en marcha más de 2.000 ensayos clínicos y que la investigación actual se dirige a identificar potenciales dianas terapéuticas, como la proteasa TMPRSS2, que actúa facilitando la unión de la proteína S al receptor ACE2.