El director general de Urbanismo del Gobierno de Aragón, Carmelo Bosque, ha afirmado que en Canfranc (Huesca) «hay que mantener el recuerdo de lo que siempre fue un espacio ferroviario».
El Ejecutivo aragonés impulsa la reforma del complejo ferrovario, una superficie de 200.000 metros cuadrados que incluye 67.000 metros cuadrados para la nueva estación y la playa de vías, inauguradas este jueves, día 15 de abril, y otros 132.000 que se destinarán a usos urbanos, mayoritariamente públicos, de los que más del 80 por ciento serán para zonas verdes, viales, aparcamiento y otros equipamientos, con un 20 por ciento para viviendas y usos terciarios, incluyendo el hotel que se abrirá en el edificio de la antigua estación ferroviaria internacional.
Los criterios de actuación «son los mismos» que los que se han aplicado en las infraestructuras inauguradas esta semana, como son «el respeto absoluto por la historia» del complejo, abierto en 1928, de forma que el Plan Parcial de Ordenación Urbana no permite demoler ninguno de los edificios anexos a la estación, como el pabellón curvo, los dormitorios de maquinistas, las cocheras y el depósito de locomotoras. Además, no se puede erigir ningún edificio nuevo que altere el paisaje de la Explanada de Los Arañones.
Para «dejar vivo el recuerdo de la Historia», se emplearán cierto mobiliario urbano, pequeños hitos esculturales y elementos ferroviarios todavía presentes, como el puente grúa, algún vagón o restos de raíles del trazado antiguo.
Hasta ahora se ha rehabilitado un edificio como centro de acogida de peregrinos del Camino de Santiago y el antiguo depósito de locomotoras se convertirá en el Museo del Ferrocarril, lo que debe potenciar la demanda turística, como también lo hará el futuro hotel, de cinco estrellas y con 104 habitaciones, generando 100 empleos directos, lo que repercutirá en todo el valle del Aragón, ha explicado Bosque.
Para poner en marcha el citado museo, el Gobierno regional espera que participen otras Administraciones, Adif, la Fundación de Ferrocarriles, la DPH y la UE. El edificio está «casi en ruinas» y «necesita atención integral», como el resto de las infraesructuras. La inversión requerida se eleva a cuatro millones de euros.
«Nuestro criterio es volver a poner en uso –los edificios– con los criterios con que fueron creados», ha incidido Bosque, quien ha puesto el ejemplo de la nueva estación, levantada sobre uno de los hangares históricos respetando su estructura y volumetría, aunque se ha cambiado el material de la cubierta, que era de fibrocemento, un material que ahora no se puede utilizar.
NUEVA ESTACIÓN
La nueva estación de pasajeros se ha estrenado este jueves, con la llegada, a las 12.34 horas, del primer convoy Zaragoza-Canfranc, donde el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, presidió la inauguración junto con el presidente del Ejecutivo regional, Javier Lambán, acompañados del consejero de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda, José Luis Soro. La obra ha tenido un coste de 10 millones de euros.
Este acontecimiento, que llenó de felicidad a los habitantes de la localidad pirenaica, significa un paso más hacia la reapertura. El acto contó con la presencia de otras autoridades, como el alcalde, Fernando Sánchez, para quien el complejo ferroviario puede ser «la GM» del valle del Aragón.
Carmelo Bosque ha celebrado que «se ha conseguido poner en marcha una estación con criterios y tecnologías absolutamente vigentes» y que se superan con mucho las que se están utilizando en otras terminales de reciente construcción, siempre salvaguardando «el respeto absoluto al legado que nos pasaron quienes construyeron en 1928» y teniendo en cuenta que será una estación internacional, no solo regional.
A cada uno de los lados de la nueva estación se les dará un uso terciario, para ocio, cultura, entretenimiento, oficinas o restaurantes, cualquier uso que no sea vivienda.
El edificio de viajeros, que está construyendo la UTE formada por Acciona y Avintia, tiene una superficie de 1.413 metros cúbicos y los andenes, una longitud de 200 y 202 metros, respectivamente.
La nueva estación dispone de 950 metros cuadrados útiles de superficie, una estructura metálica de acero de 289.400 kilos de peso y una superficie de 4.243 metros cúbicos. En total hay tres vías para transporte de pasajeros y cuatro para mercancías.
UN HOTEL EN LA ANTIGUA ESTACIÓN
En un par de meses comenzará la rehabilitación interior de la antigua estación, que permitirá tener listo el hotel a finales de 2022 o comienzos de 2023.
El esfuerzo se centrará ahora en urbanizar el entorno, ejecutando las redes de abastecimiento de agua y saneamiento, la distrubución de gas, electricidad, telefonía y datos, para después empezar a construir las viviendas y los locales de usos terciarios, mientras que los equipamientos «necesitan una nueva inversión pública e irán con un ritmo más lento», ha apuntado el director general de Urbanismo.
La arquitecta Marta Melón, de la sociedad pública Suelo y Vivienda de Aragón (SVA), se ha encargado de la rehabilitación exterior del antiguo edificio de la estación internacional, cuyo proyecto ha redactado el estudio zaragozano Ingenus Urban Consulting. La rehabilitación completa de la antigua estación y toda la explanada tiene un coste de 27 millones de euros.
Melón ha observado que la antigua estación es un Bien de Interés Cultural. El arquitecto José Manuel Pérez Latorre redactó en 2005 el primer proyecto de reforma para convertirla en un hotel, lo que «tenía que hacerse por fases» por ser «muy complejo», acometiéndose en la primera la consolidación de la estructura, que es de hormigón armado y estaba «bien conservada», aunque «tenía patologías», lo que exigió intervenir, como también en la cubierta, que era de pizarra y se sustituyó por zinc. De la decoración original solo se conserva la del vestíbulo y del resto permanecen os forjados y pilares de hormigón.
Las obras del exterior comenzaron en marzo de 2019 y concluyeron en octubre de 2020, con un coste de 4,7 millones de euros. La marquesina de chapa y madera ya estaba desmontada y los trabajos consistieron en el picado de todos los forjados del andén perimetral, así como la restauración de la estructura metálica, dañada por las bajas temperaturas y el agua.
Además, se han dejado sin marquesina los dos torreones laterales, como en su diseño original, y se ha realizado un estudio cromático de las fachadas, colocándose mortero y utilizando los mismos tonos y colores. Las ventanas son nuevas y de altas prestaciones, lo que permite reducir el consumo energético del hotel.