Tubacex ha remitido una carta a distintos responsables institucionales vascos en la que, tras expresar su «firme compromiso con el país», explica que, durante meses, ha tratado de «evitar los despidos» en TTI y Aceralava «mediante el acuerdo de medidas alternativas». Además, espera que los trabajadores de estas plantas reflexionen sobre la continuidad de la huelga indefinida que mantienen porque «aumenta seriamente el riesgo para estas plantas en un entorno económico tan deteriorado».
En la misiva, firmada por su consejero delegado, Jesús Esmorís, la compañía recuerda la anterior carta a responsables institucionales del pasado 18 de diciembre en la que les informaban sobre la «difícil» situación que atravesaban sus plantas de TTI y Aceralava, localizadas en Llodio y Amurrio, «conscientes del papel que Tubacex desempeña en el entramado económico y social del país».
A través de esa nueva comunicación, la compañía informa a los responsables de instituciones vascas de la actual situación actual en estos centros, después de que «lamentablemente» se haya tenido que llevar a cabo un «significativo» ajuste de empleo, lo cual está teniendo una «lógica y notable repercusión pública».
Según detalla, a nivel de grupo ya se ha materializado un ajuste queha alcanzado los 600 empleos a nivel internacional en sus 20 plantas y 18 centros de servicio repartidos por Europa, Asia y América.
La compañía subraya que este «triste desenlace» tiene su origen en las circunstancias del mercado en el que opera y en las consecuencias de la Covid-19, que ha «agravado considerablemente» la situación de un sector como el del petróleo y gas.
Tubacex indica que, en estos últimos años los proyectos de inversión de sus clientes se han paralizado provocando no solo «una cancelación de pedidos en el corto y medio plazo», sino además la aceleración de un proceso de descarbonización e «impulso decidido» de las energías limpias, que ha «desbaratado» todas sus previsiones económicas por ser buena parte de su actividad todavía dependiente del mencionado sector de petróleo y gas.
CRISIS «ESTRUCTURAL Y SIN PRECEDENTES»
En este sentido, el fabricante de tubos señala que afronta una crisis «de carácter estructural y sin precedentes» y recuerda que en esta situación «crítica» pusieron en marcha en el primer trimestre de este año un «ambicioso» plan de reducción de costes que permitiera ganar en sostenibilidad a plantas, como TTI y Aceralava que «soportan los costes laborales más altos» de todo el Grupo.
Tubacex explica que, con anterioridad a la pandemia y con la intención de avanzar en un modelo que fuera «competitivo» y acompañara su estrategia de «crecimiento y diversificación», habían invertido en sus plantas de Álava más de 110 millones durante los últimosaños dedicados a la mejora de instalaciones y automatización de procesos. Según apunta, su objetivo era preparar estas plantas de mayor coste para la fabricación de los productos de mayor valor añadido del Grupo.
La compañía destaca que, como consecuencia de toda esta situación de «crisis estructural», en julio de 2020 comunicó la necesidad de reducir globalmente un 20% el coste de personal, equivalente a más de500 puestos de trabajo, lo que se traducía en una reducción de 150empleos en las plantas alavesas.
Sin embargo, precisa que, como medida de defensa del empleo, presentaron una propuesta a los representantes de los trabajadores de estas plantas basada «en soluciones no traumáticas» para reducir el coste laboral en 10 millones de euros. Ello conllevaba un ajuste del 9% en la nómina de los trabajadores.
Tubacex lamenta que «desgraciadamente», en tres meses de conversaciones, la representación sindical no entró a negociar «ninguna» de sus propuestas al considerar suficientes los actuales ERTEs, «emplazando a la dirección de TTI y Aceralava a iniciar la negociación de cualquier ajuste a partir de finales de 2021, prolongando con todo ello una situación de pérdidas que ya se hacía insostenible».
El fabricante de tubos señala que en ese «estado de parálisis social», se confirmaron las perspectivas «más pesimistas» para las plantas alavesas que en 2020 cerraron conjuntamente con unas pérdidas de 20 millones, que aumentaban las de 12 millones obtenidas en 2019, lo que hacía «insostenible la situación de la compañía que se vio abocada a poner en marcha un ERE para 150 personas, para tratar de mantener a flote estas plantas y, con ello, salvar el empleo directo de más de 600 personas entre Llodio y Amurrio».
Tubacex, que tiene unas perspectivas «muy pesimistas» para 2021 y 2022, recuerda que el proceso de ERE se ha completado, «desgraciadamente», sin acuerdo y ha supuesto la salida de 129 personas, de las empresas, de las cuales 11 han sido prejubilaciones, 22 bajas incentivadas y 96 «salidas forzosas». Según precisa, las personas ya han sido indemnizadas y este pasado jueves se hicieron efectivos los despidos.
La compañía incide en que, durante el proceso de ERE, se volvió a poner encima de la mesa por parte de la dirección «la alternativa de los ajustes de condiciones» para «minimizar o incluso evitar totalmente losdespidos», sin que la representación social «hiciera una propuesta de un solo euro».
En relación a la situación actual de las plantas, precisa que, desde el 11 de febrero, la representación sindical mantiene una huelga indefinida que «mantiene paralizada la producción».
En este sentido, denuncia, partiendo del «máximo respeto al derecho de huelga», que se está produciendo una «grave vulneración del derecho al trabajo», ya que un centenar de trabajadores acude a diario a sus puestos de trabajo «protegidos por la Ertzaintza, estando muchos de ellos sujetos a serias amenazas y extorsiones personales intolerables que se extienden en algunos casos a sus familias».
Tubacex indica que el proceso «ya no tiene vuelta atrás» y presumiblemente seguirá la vía judicial, por lo que la duración de esta huelga está «en manos de representantes sindicales y trabajadores».
La compañía traslada a los responsables institucionales que tiene la tranquilidad de haber intentado «durante meses evitar los despidos mediante el acuerdo de medidas alternativas». En este momento, según añade, todo su esfuerzo se centra «en sacar adelante estas plantas y a sus 600 trabajadores directos» quienes seguirán en ERTE, como mínimo durante los próximos 5 meses.
Tubacex cree que «lógicamente» la plantilla debe reflexionar sobre la continuidad de una huelga que «aumenta seriamente el riesgo para estas plantas en un entorno económico tan deteriorado, máxime cuando seestán produciendo comunicaciones tóxicas y anónimas» a sus clientesinternacionales.
La carta concluye expresando el «firme compromiso» de Tubacex con el país y solicita a los responsables institucionales vascos su «apoyo y comprensión para superar este difícil reto».