Un estudio de la Universidad de Guelph (Canadá) ha evidenciado que fumar cannabis cuando se es joven puede aumentar el riesgo de padecer enfermedades cardíacas más adelante.
En este primer estudio en el que se analizan indicadores de riesgo específicos de enfermedades cardiovasculares (ECV) en consumidores de cannabis jóvenes y sanos, los investigadores descubrieron cambios sutiles pero potencialmente importantes en el funcionamiento del corazón y las arterias.
Se sabe que fumar cigarrillos afecta a la salud cardiovascular, provocando cambios en los vasos sanguíneos y el corazón. Se sabe menos sobre el impacto de fumar cannabis en el riesgo de ECV a largo plazo, incluso cuando el consumo de esta sustancia crece en Canadá y en el extranjero. El cannabis es la sustancia recreativa más consumida en todo el mundo después del alcohol.
«El cannabis se utiliza realmente como sustancia recreativa en todo el mundo y cada vez más. Los científicos no han hecho esa investigación con el cannabis», explica Christian Cheung, líder de este estudio, que se ha publicado en la revista científica ‘Journal of Applied Physiology’.
El equipo estudió a 35 sujetos de entre 19 y 30 años, la mitad de los cuales eran consumidores de cannabis. Para todos los sujetos, utilizaron imágenes de ultrasonido para observar el corazón y las arterias. Midieron la rigidez arterial y la función arterial, es decir, la capacidad de las arterias para expandirse adecuadamente con un mayor flujo sanguíneo. Las tres medidas son indicadores de la función cardiovascular y del riesgo potencial de enfermedad.
La rigidez arterial era mayor en los consumidores de cannabis que en los no consumidores. El equipo midió la rapidez con la que una onda de presión viajaba por la arteria; las arterias más rígidas transmiten una onda más rápidamente. En los consumidores de cannabis, la función cardíaca -que se deduce de cómo se mueve el corazón según las imágenes ecocardiográficas- era menor que en los no consumidores.
El equipo se sorprendió al no ver ninguna diferencia en la dilatación de las arterias en respuesta al cambio del flujo sanguíneo. Las tres medidas cambian normalmente en los fumadores, con arterias más rígidas y una menor función vascular y cardíaca. «Todavía no sabemos por qué en los consumidores de cannabis no hay diferencias en la función vascular», detalla.
Estas diferencias podrían reflejar las variaciones en la forma de consumir tabaco y cannabis, así como las cantidades y la frecuencia y la edad del consumidor. «Nos fijamos en los consumidores jóvenes de cannabis. En la literatura sobre cigarrillos, los fumadores empedernidos y de larga duración muestran una función vascular reducida, pero no es necesariamente el caso de los fumadores más jóvenes», señalan.