Un acusado de asfixiar a su novia tras ver «una foto de un tío» en su móvil

Un acusado de acabar el 5 de julio de 2018 con la vida de su pareja con un cable eléctrico ha reconocido en el juicio que lo hizo tras ver en el móvil de la víctima «la foto de un tío» y perder la cabeza.

«He matado a Marta», confesó el hombre tras el crimen a un amigo para que le llevara a comisaría. N.B.V., de nacionalidad cubana, se enfrenta a una petición fiscal de treinta años de cárcel por cuatro delitos; maltrato habitual, maltrato de obra en el ámbito familiar, asesinato y quebrantamiento de medida cautelar.

El acusado había sido condenado ya en dos ocasiones, una de ellas por maltrato a la misma mujer y otra por quebrantamiento de la orden de alejamiento. Pese a las condenas, la pareja seguía conviviendo bajo el mismo techo en el momento de los hechos.

Tras el asesinato, del que asegura que no se acuerda, dejó una nota con los motivos de su decisión y a la que ahora no da una explicación. «Antes de perdonarte, te quito la vida», escribió.

En su declaración, el encausado ha relatado diversos episodios de celos de la víctima hacía él, indicando que en varios momentos quiso cortar la relación porque no había venido a España para eso. «Ella era muy celosa y donde había una hormiga ella veía un elefante», ha narrado al tribunal.

Al parecer, la mujer le habría pedido en varias ocasiones que abandonara su casa, pero él no tenía a dónde ir. El día de los hechos, la mujer llegó a la vivienda de trabajar y se encontró al acusado dormido, recriminándole que se fuera y que iba a llamar a la Policía.

«Vi que le llegó al móvil una foto y le pedí que me lo enseñara. Cuando veo eso, la reproché que no era justo. Que había estado jugando conmigo. Se me cayó el techo encima y me puse muy nervioso. Empecé a dar golpes. Perdí la noción del tiempo. Había un mensaje y una foto de un tío. Las conversaciones no eran de amigos», ha señalado.

Al parecer, cogió un cable eléctrico de sus herramientas y la asfixió, un extremo del que dice no acordarse. «Supongo que cogí el cable entre mis herramientas», ha dicho. Tras el crimen se fue a un bar a beber ron y llamó a un amigo.

«He matado a Marta», le comentó a un conocido, que le llevó a comisaría. «Prefería haber seguido con el papel de tonto y no haber visto nada. Perdí la cabeza. No tenía necesidad de hacerlo», ha concluido.

MALTRATOS HABITUALES

El acusado y su pareja mantuvieron una relación sentimental desde el año 2016 hasta el día 3 de julio de 2018, hecha que en que N.B.V. abandonó el domicilio que tenían en Madrid a petición de la víctima.

Durante el periodo de convivencia, según la Fiscalía, el hombre actuó «con ánimo de alterar la paz familiar y la convivencia, así como de atemorizarla, imponiendo siempre su voluntad, la golpeaba y menospreciaba de forma cotidiana, lo que no impidió el mantenimiento de la relación de pareja debido a la dependencia emocional que le había generado».

El 6 de febrero de 2017 la mujer sufrió una agresión en el interior del domicilio, un hecho por el que el acusado fue condenado como autor de un delito de lesiones en el ámbito familiar a nueve meses y un día de prisión y a otros 20 meses de prohibición de acercarse o comunicarse con la víctima.

El 1 de julio de 2018, tras regresar juntos al domicilio común, el acusado empezó a recriminar de forma «insistente» a la mujer que no le ayudara lo suficiente y, «actuando con ánimo de menoscabar su integridad corporal», le propinó varios golpes con la mano en la cabeza, no constando que sufriera lesiones físicas.

«Presa del temor que sintió abandonó el domicilio esa misma madrugada, con la excusa de ir a comprar unas cervezas», y fue a pasar unos días al domicilio en el que trabajaba como empleada doméstica», explica la Fiscalía.

En la noche del 5 de julio de 2018, tras la salir del trabajo, la víctima se dirigió al domicilio familiar, «en la creencia de que el acusado ya lo había abandonado de forma definitiva dos días antes». Sin embargo, cuando entró en la vivienda se encontró con N. B. V., a quien le recriminó que hubiera desoído su petición de abandonar la casa.

UNA «NUEVA OPORTUNIDAD»

El acusado, que tenía ya por entonces la prohibición de acercarse o de comunicare con ella, le pidió perdón y una nueva oportunidad, pero la mujer, «ante el miedo que le inspiraba el acusado como consecuencia del clima de terror en el que vivía», le sugirió que fueran a hablar a un bar, ya que en otro caso llamaría a la policía.

En ese momento, «al ver que no lograba imponer su voluntad y convencer a para retomar la relación», el acusado sujetó con fuerza a la mujer por su brazo izquierdo y, sin posibilidad de que pudiera reaccionar y defenderse, cogió «súbitamente» un cable eléctrico, lo enrolló alrededor del cuello de su pareja y apretó «con gran fuerza hasta que logró acabar con la vida de la misma».

Tras acabar con la vida de la mujer, el acusado dejó sobre una mesa de la vivienda una nota manuscrita en la que se podía leer: «solo le pido a Dios que me perdone o que me quite la vida, te amo tanto que antes de perdonarte te quito la vida, 3 años a tu lado luchando dándolo todo y ahora me traicionas, confié en ti ciegamente pero te sigo amando y un día nos veremos en el cielo».

Asimismo, antes de abandonar la vivienda, el acusado se cambió de ropa, se aseó y cogió el móvil de su pareja para enviar varios mensajes por WhatsApp a una amiga de la víctima tales como: «ahora no puedo chiqui», «después te llamo», «chiqui tengo compañía».