La patata es quizás el tubérculo más fácil de conseguir y el más presente en nuestra mesa, quizás sea por su versatilidad o por su gran sabor, pero lo que sabemos es que queremos mantenerla en nuestra mesa y una forma deliciosa de hacerlas gratinadas.
La patata: Un tubérculo latino
Solanum tuberosum, de nombre común papa o patata es una especie herbácea perteneciente al género Solanum de la familia de las solanáceas, originaria de la región que comprende el altiplano sur del Perú y el noroccidente de Bolivia.
Fue domesticada en el altiplano andino y en las cercanías del lago Titicaca por los habitantes de esta región desde hace unos 8000 años.
Con la conquista llegó la expansión
En el siglo XVI comenzó a ser trasladada a Europa por los conquistadores españoles quienes la consideraban una curiosidad botánica y no una planta alimenticia.
Su consumo fue creciendo, aunque al principio como planta forrajera y de jardín por sus flores; su uso gastronómico se expandió a todo el mundo desde el siglo XVIII gracias a los escritos agronómicos del francés Antoine Parmentier y del irlandés afincado en España Enrique Doyle, hasta convertirse en uno de los principales alimentos del ser humano.
La papa y la patata
En español, la palabra «papa» es un préstamo lingüístico del término quechua papa, con el mismo significado.
Del cruce entre batata (Ipomoea batatas), palabra originaria de la isla La Española, y papa resulta «patata», nombre que, por la similitud de formas, le fue aplicado en un principio por los conquistadores tanto a la papa como a la batata. «Papa» aparece por escrito por primera vez hacia 1540.
Por su parte, «patata» se usa en 1606 con el significado de batata y recién a partir del siglo XVIII con el significado de papa. Así, en la mayor parte de España se llaman patatas, excepto en las Islas Canarias y Andalucía Occidental, donde predomina la palabra papa, al igual que en el resto de los países hispanohablantes.
En cada idioma
Muchos países conocieron la papa a través de España, y por esa razón también adoptaron el término patata.
Así el nombre es patata en italiano, griego, euskera y algunas variedades de catalán; patate en francés popular; patatas en tagalo; patates en turco; بطاطس [patatis] en árabe; potato en inglés; potet en noruego; batata en portugués; pataca en gallego y asturiano; patana en occitano; práta en gaélico y potatis en sueco.
Los franceses, en cambio, al denominar a esta planta resaltaron dos hechos: su textura similar a la manzana y su característico desarrollo subterráneo. Por este motivo la llamaron pomme de terre («manzana de la tierra»).
De ahí se derivaron los nombres terpomo en esperanto; aardappel en neerlandés, y las diversas variantes de Erdäpfel en los dialectos meridionales del alemán (en Austria, Suiza y el sur de Alemania). Un tercer grupo de idiomas debe el nombre vulgar de esta especie al parecido de las papas antiguas con las trufas.
Beneficios de su consumo
La papa es fácilmente digerida y tiene un alto valor nutricional. Los tubérculos de papa presentan aproximadamente un 78% de agua y un 18% de almidón. El resto está compuesto por cantidades variables de proteínas, minerales y cerca de 0,1% de lípidos. La papa contiene varias vitaminas, incluyendo la vitamina C, riboflavina, tiamina y niacina, por eso deberías consumir patatas todos los días.
Entre los distintos minerales que se hallan en la papa merecen citarse el calcio, el potasio, el fósforo y el magnesio por su importancia en la nutrición humana.
Buena para el corazón
Debido a que presenta una escasa cantidad de sodio, la papa generalmente se sugiere en las dietas que requieren bajos contenidos de este elemento.
Las papas consumidas con la cáscara son una excelente fuente de fibra. De hecho, con 3 gramos de fibra por porción, la papa excede los porcentajes de fibra que se encuentran en otros alimentos tales como los granos de cereales «enteros». A pesar de la noción popular, la mayoría de los nutrientes no se hallan en la cáscara sino en el interior del tubérculo.
De cualquier modo, al dejar la cáscara se incrementa el consumo de fibra y, por otro lado, se simplifica cualquier preparación.
Valor nutricional
Papa, cruda, con cáscara. Valor nutricional por cada 100 g
- Energía 77 kcal 320 kJ
- Carbohidratos 19 g
- Almidón 15 g
- Grasas 0.1 g
- Proteínas 2 g
- Agua 75 g
- Tiamina (vit. B1) 0.08 mg (6%)
- Riboflavina (vit. B2) 0.03 mg (2%)
- Niacina (vit. B3) 1.1 mg (7%)
- Vitamina B6 0.25 mg (19%)
- Vitamina C 20 mg (33%)
- Calcio 12 mg (1%)
- Hierro 1.8 mg (14%)
- Magnesio 23 mg (6%)
- Fósforo 57 mg (8%)
- Potasio 421 mg (9%)
- Sodio 6 mg (0%
Múltiples usos
Aparte de su valor nutricional, el consumo de la papa constituye un deleite para millones de personas alrededor de todo el mundo. Es la protagonista de diversos platos de la cocina regional de muchos países.
Estos tubérculos se guisan, se sancochan, se asan, se saltean, se fríen. Intervienen en purés, en cremas, en sopas, suflés, croquetas, tortillas y masas. Además, a partir de la fermentación de los tubérculos se obtienen varias bebidas alcohólicas, como una variedad de vodka, el aquavit escandinavo, el brennivín islandés, el shōchū japonés.
Nuestras ricas tortas de patata
Ingredientes
- 3 raciones
- 4 patatas
- 2 cucharadas harina
- 1 huevo
- 1 dente de ajo
- 0,5 cucharadita sal
- Pimienta negra
- Perejil seco o fresco
- 250 ml aceite para freír
Pasos
Preparamos los ingredientes. Pelamos y rallamos las patatas. Presionando con las manos le sacamos el zumo a la patata rallada.
Andinos el huevo, sal, pimienta negra, perejil, el ajo picado y por último harina, mezclamos bien todo.
Calentamos en una sartén aceite. Con una cuchara ponemos masa en la sartén, presionamos un poco. Freímos por los dos lados al fuego medio. Acompañamos con yogurt griego.
Cuidado al seleccionar la patata
Un compuesto tóxico presente en la papa es la solanina (C45H73NO15), un glucoalcaloide de sabor amargo, presente en todas las partes verdes, incluidas las papas mismas cuando están aún verdes o se hallan enverdecidas por la exposición a los rayos solares, los frutos y las semillas.