La Casa-Museo Blasco Ibáñez ha renovado la exposición de su primera planta, que este viernes ha abierto las puertas al público, con la introducción de un nuevo discurso expositivo, la incorporación de nuevas piezas a la exposición y la restauración de algunos de los elementos que ya estaban antes de esta intervención.
La concejala de Patrimonio y Recursos Culturales, Glòria Tello, que ha visitado la casa-museo Blasco Ibáñez, ha destacado que se ha cambiado toda la iluminación y se ha instalado nueva cartelería informativa de gran tamaño.
La actuación ha tenido un coste de 35.000 euros, que se suma a la que ya se hizo meses atrás en la planta baja, que costó otros 35.000 euros. En total, el Ayuntamiento ha invertido 70.000 euros en la remodelación del museo, ha indicado el consistorio en un comunicado.
El elemento central de la exposición de la primera planta es la mesa-escritorio de Vicente Blasco Ibáñez, sobre la que redactaba en el despacho del diario El Pueblo, que ocupa un lugar principal, situada a la entrada de la sala y orientada hacia el mar Mediterráneo.
Las piezas se han distribuido en cuatro secciones temáticas: La faceta de escritor de Blasco, su familia, sus amigos, y los homenajes recibidos a lo largo de la historia. La procedencia de los objetos va contextualizada por un discurso explicativo concretado en diferentes paneles, detalla el Ayuntamiento.
La concejala de Patrimonio y Recursos Culturales, Glòria Tello, ha precisado que, además de la redistribución de los fondos pertenecientes al escritor y a su familia, se ha dedicado un «lugar especial» a «reivindicar los vínculos amistosos y profesionales de Blasco Ibáñez con artistas valencianos de la talla de Sorolla, los Benlliure y Segrelles».
En el apartado de la faceta de escritor de Blasco, además de su mesa del diario El Pueblo, se han incorporado exlibris de Blasco, gafas de lectura o una pipa de su propiedad. En la zona dedicada a la familia, hay objetos que le regaló su mujer, María, otros adquiridos en sus diversos viajes, como abanicos, libretas, bolsas de seda o joyas, así como objetos propiedad de María, como una medalla de su nacimiento o dos prismáticos para ir al teatro.
En la parte donde se relata su relación con los amigos, destaca una fotografía del año 1896, tomada en Milán, en una fiesta que organizó el propietario de la empresa de máquinas de coser Singer. Esta fotografía había sido mal fechada y no estaba bien identificada, pero ya se han resuelto las incorrecciones. También se pueden encontrar ilustraciones que su amigo José Benlliure realizó para ilustrar la novela ‘La Barraca’, así como un retrato de Blasco Ibáñez hecho por Mariano Benlliure, y el conocido cuadro de Fillol a Blasco en la playa de la Malva-rosa, de 1900.
Finalmente, en el apartado de los homenajes, se emplazan varias piezas restauradas, como un abanico donde aparece Blasco retratado, unas medallas con la efigie del escritor o, incluso, un pin donde aparece retratado. También piezas de cerámica en relieve elaboradas en 1933, después de su muerte, lo que demuestra su popularidad y cómo pervive en el imaginario colectivo tras su muerte.
La concejala Glòria Tello ha destacado que, ahora, el museo «dispone de un recorrido expositivo, caracterizado por la coherencia y la conexión lógica de los diferentes momentos vitales de Blasco, cosa de la que antes carecía por completo, ya que había una serie de piezas sin ningún sentido reconocible».
Tello ha defendido la «apuesta» del gobierno municipal de Joan Ribó por la figura de Blasco, «dándole la relevancia que merece y la importancia que debe tener un personaje tan prolífico y polifacético, uno de los valencianos más internacionales que hemos tenido».