La Región Europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha pedido a los países de Europa, con motivo de la celebración este miércoles del Día Mundial de la Salud, mejorar las condiciones de vida y trabajo de los ciudadanos, así como el acceso a los servicios sanitarios.
Y es que, tal y como ha recordado, el Covid-19 ha afectado «a todos» pero a algunas personas les ha ido «peor» por el trabajo que realizan o por sus condiciones de vida. Además, estas personas son las que se encuentran «menos protegidas» por los gobiernos, como así ha evidenciado también la pandemia.
«¿Por qué algunas personas han sentido los efectos del COVID-19 de forma más aguda? Las cartas se han apilado en su contra en términos de empleo, vivienda, comunidad, apoyo social y atención médica. Es hora de que todos reciban un trato justo, y es hora de que nos reconstruyamos de la pandemia, poniendo nuestra mirada no solo en sobrevivir sino en prosperar», ha dicho el director regional de la OMS para Europa, Hans Henri P. Kluge.
En este sentido, ha avisado de que entre las personas con mayor riesgo de infección o de dar positivo se encuentran aquellas en riesgo de pobreza o exclusión social que viven en zonas desfavorecidas. Por ejemplo, en Suecia, el 30 por ciento de los residentes de un área de bajos ingresos dieron positivo por COVID-19, en comparación con solo el 4,1 por ciento en las áreas de altos ingresos.
Además, a nivel mundial, las mujeres representan el 70 por ciento de la fuerza laboral de la atención sanitaria y social, y es más probable que sean trabajadoras de salud de primera línea. Datos recientes de Alemania, Italia y España muestran que los casos confirmados de COVID-19 entre las trabajadoras de la salud son dos o tres veces más altos que los observados entre sus homólogos masculinos.
Del mismo modo, la OMS ha llamado la atención sobre el hecho de que las personas de raza negra y los grupos étnicos minoritarios han experimentado un riesgo desproporcionadamente alto de infección grave y muerte prematura durante la pandemia. Por ejemplo, el 34,5 por ciento de los pacientes con Covid-19 en estado crítico en el Reino Unido eran de origen negro, asiático y étnico minoritario.
Asimismo, el organismo ha alertado de que están surgiendo nuevas pruebas de que las personas detenidas y atendidas en entornos institucionales tienen un mayor riesgo, al igual que los ancianos que viven en las residencias. De hecho, entre el 42 por ciento y el 57 por ciento de las muertes por COVID-19 ocurrieron en centros de atención a largo plazo para personas mayores en Bélgica, Francia, Irlanda, Italia y España.
«Las desigualdades en salud no solo son injustas, sino que se pueden prevenir. Dar a las niñas y los niños un comienzo de vida igual y bueno y promover la salud a lo largo de la vida es esencial para el bienestar y la resiliencia de la sociedad actual y para las generaciones futuras, ha zanjado la OMS.