El director musical del Gran Teatre del Liceu, Josep Pons, ha dicho este miércoles, en su lección magistral de la investidura de doctor ‘honoris causa’ por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), que el ingreso en la Escolanía de Montserrat marcó su vida.
Ha subrayado la importancia de las pequeñas decisiones en la vida, que determinan decisivamente el resto, y ha dicho que la suya fue cuando sus padres le preguntaron si quería ser ‘escolanet’: «Esta respuesta espontánea, irreflexiva y precipitada ha marcado de forma absoluta el resto de mi vida».
También ha explicado que ir a vivir a Montserrat, cuando tenía 10 años, fue un choque, por compartir espacio con monjes y experimentar la música y la polifonía del siglo XVI, entre otras cosas.
Pons ha enumerado capítulos de vivencias diarias como el encierro de intelectuales por el juicio de Burgos con Miró, Brossa y Tàpies y la visita de Josep Carner en su retorno a Catalunya, y por eso ha insistido en que su etapa en Montserrat fue «determinante», tanto a nivel musical como humano.
El director musical ha definido como «otra sacudida vital» el encuentro con el escenógrafo y director teatral Fabià Puigserver, con el que descubrió el maestrazgo de una figura, que tal y como ha descrito, fue éticamente impecable.
Él le propuso impulsar, en 1985, la Orquestra de Cambra Teatre Lliure, junto con Lluís Vidal y Jaume Cortabellas, en una etapa en la que Pons descubrió todos los principios de la orquesta y en la que empezó su relación con el sello discográfico ‘Harmonia Mundi France’ –ha firmado una cuarentena de títulos hasta la actualidad y varias giras internacionales–.
Pons también ha resaltado «la aventura de crear la Jove Orquestra Nacional de Catalunya (Jonc)», a instancias de una activista cultural de Lleida, Roser Trepat, que actualmente es una herramienta indispensable para la formación y un pilar de la educación musical para Catalunya, ha sostenido.
También ha destacado los encargos como director musical y artístico de la Orquesta Ciudad de Granada y la Orquesta y Coro Nacionales de España (Ocne), este último «un proyecto sin problemas económicos, pero que tenía todos los otros», por la reconversión de la compañía que, según ha dicho, iba a la deriva.
VUELTA A CASA: EL LICEU
Pons ha rememorado que siendo el director titular y artístico de la Ocne le advirtieron de que «le tirarían los tejos» con la oferta para la dirección musical del Liceu y la vuelta a casa, después de 20 años de viajar por el mundo, con el encargo de traer el mejor nivel posible a los cuerpos musicales estables del teatro barcelonés.
Ha confesado que era el espacio que le faltaba, después de empezar en Montserrat con la polifonía vocal, seguir con el repertorio camerístico del siglo XX en el Lliure, proseguir con la experiencia pedagógica de la Jonc y acabar con el repertorio clásico en Granada y el romántico y post-romántico en Madrid.
El director musical ha asegurado que el Liceu «dispone de un proyecto entusiasta y de futuro», que busca una voz propia y singular en el panorama operístico internacional.
EL PADRINO «AGRADECIDO Y HONORADO»
El catedrático del Departamento de Arte y Musicología, y padrino del doctorando, Francesc Cortés, ha recordado que «el Laudatio se había empezado a redactar el año pasado», coincidiendo con el confinamiento, pensando que duraría 15 días.
Ha confesado sentirse «agradecido y honorado» por recibir el encargo, que ha situado en 2019, y que ha desglosado con la inspiración de pasajes de ‘El Quijote’ de ‘El retablo de maese Pedro’ de Manuel Falla.
Cortés ha repasado la trayectoria del artista, con hitos como situar a la Orquesta Ciudad de Granada en una de las tres mejores, donde llegó en 1994, tres años después de que se creara, siendo la primera española que actuó en la sala de la ‘Philarmonie de Berlín’ y en el ‘Opern und Shauspielhaus’ de Frankfurt.
Asimismo, ha resaltado el reto más grande que se le presentó en 2003, cuando fue propuesto como director musical y artístico de la Ocne, que según Ramón Puchadas «tenía fama de ingobernable».
Esa renovación –ha explicado– pivotó sobre dos ejes, diversificar la programación y mejorar técnicamente a los instrumentistas, y fue más allá de la sala con la organización de ciclos de conferencias, exposiciones, proyecciones de películas y publicaciones de solventes monografías.
El rector de la UAB, Javier Lafuente, ha definido el acto de investidura como de «resistencia», por la situación actual de la pandemia, ha enaltecido la importancia de la universidad como lugar de intercambio del conocimiento y ha alabado la figura de Pons por compartir las cualidades del ideario fundacional de la UAB.
El acto, que ha tenido lugar en el Auditorio de la Facultad de Filosofía y Letras, ha contado con aforo limitado, con alrededor de 180 asistentes, y ha sido el primero presencial organizado por la universidad catalana en un contexto de pandemia.