El Museo Reina Sofía inaugura este viernes 31 de marzo la exposición ‘Trilogía marroquí’, que cuenta con más de un centenar de piezas del «gran desconocido» arte del país africano de los últimos 50 años del siglo XX.
«Hay una idea permanente del cruce y la frontera, pero siempre manteniendo una mirada a la modernidad. Se mezclan esa voluntad de conocer el mundo y los elementos de autoformación», ha señalado el director del museo, Manuel Borja-Villel.
‘Trilogía marroquí (1950-2000)’ supone una apuesta por el arte del país africano, en una de sus primeras salidas de manera reunida. La muestra acoge a artistas y cineastas como André Elbaz, María Karim o Leila Kilani, nombres poco conocidos en España «pero que van a sorprender».
Borja-Villel ha explicado que la «genealogía» de estos artistas es variada, puesto que parte de su formación ha sido en países como Polonia, República Checa o incluso la propia España. «Son fuentes distintas y pueden sorprender», ha apuntado.
El recorrido permite diferenciar temáticas por generaciones, desde aquellas de ruptura, agitación y crisis identitaria tras cuarenta años de protectorado francés y español hasta el proceso de transición democrática de los años 90 y la separación con su tradición de los años 2000.
Esta exposición se inscribe en uno de los ejes programáticos del Museo, la investigación decolonial. Constituye una primera tentativa de ampliar el foco de estos análisis dirigiendo la mirada a la orilla sur del Mediterráneo, cuna de la civilización occidental. Y, de manera más específica, a Marruecos, un país que dista 14 kilómetros de España.
La actual situación de pandemia y las restricciones generadas por motivos sanitarios han cambiado el ‘modus operandi’ del museo, que se ha readaptado tras la pérdida de un 70% de visitantes en relación a años anteriores.
«Creo que con la vacuna cambiará todo, pero nosotros estamos aprovechando para reforzar que los museos se conviertan en un laboratorio radical. Eso no quiere decir que se hagan exposiciones elitistas, pero la pandemia permite reflejar un trabajo de investigación», ha admitido.
De hecho, el director de la pinacoteca ya adelantó en una entrevista que la reorganización de la colección supondrá también un cambio futuro en las exposiciones del museo, en especial respecto a las grandes muestras.
«Nosotros somos muy grandes y tenemos todavía capacidad de crecimiento, pero lo que no va a haber es una programación dirigida al turismo, se van a cambiar los usos. Se ha terminado la gente que está en los sitios y no sabe ni dónde ha estado», señaló a mediados de este mes.
«Ahora habrá algo de ritmo más lento y la investigación va a tener protagonismo. Hay momentos durísimos, emotivos y que son de reflexión. Los museos tienen una obligación, que es la de recuperar ese tiempo y espacio que habíamos perdido», concluía.