La Semana Santa para Ana Obregón es el periodo más triste del año. Incluso más que la Navidad. Y es que esta semana, que va pasando entre marzo y abril cada año, fue cuando le sucedió un hecho que le cambió la vida. Esta pascua le trae a la memoria momentos tristes que no le gustaría recordar. Y aunque ella quiera no puede solucionarlos. También tiene que ver con Alex Lequio, su hijo. La presentadora perdió a su hijo en mayo del año pasado y todavía tiene muy presente todo el proceso que ha vivido con él.
Desde hace un tiempo Ana Obregón se retiró de los focos, de las fiestas y de los actos mediáticos. No quería salir en ningún lugar ni ser preguntada por ningún periodista. Estaba dedicada en cuerpo y alma a cuidar a su hijo Alex. En 2018 le fue detectado una grave enfermedad. Y ella paró su vida para cuidarle en su tratamiento. Y cuando los médicos no le dieron mayor solución, para asistirle hasta sus últimos días. Tras la muerte de su hijo, Ana tampoco quiso salir de casa. Y en todo este año solo la vimos una vez.
4No supera la muerte de su hijo
Pero también Ana Obregón nos deja ver un rayito de esperanza. A pesar de que su dolor es inmenso, ella espera que algún día pueda superar la muerte y dejar de llorar. Espera renacer, aunque es algo que nunca podrá olvidar.
Así lo decía en su cuenta de redes sociales: “Dicen que la cicatriz es el lugar por donde entra la luz. Me imagino que algún día mi corazón, cuando deje de sangrar lágrimas, cicatrizará y ese día renaceré llena de luz”.
Y mientras llega ese momento, Ana Obregón “Mientras tanto leo, medito, me desmaquillo la cara y el alma y te echo insoportablemente de menos. Pero tengo fuerzas suficientes para desearos (a pesar de todo o que estamos viviendo) una Semana Santa llena de amor y salud”. Así demostraba que tenía que seguir con su vida a pesar de todo el dolor.