La caída en la proporción de empleos de baja o mediana remuneración, un fenómeno insólito históricamente, como consecuencia de la aceleración de la automatización y del cambio en la demanda laboral por la pandemia, presenta el reto de reciclar profesionalmente a millones de trabajadores cuyos empleos están amenazados, ya que el crecimiento del empleo se concentrará en la parte alta de la escala salarial, según el estudio ‘El futuro del trabajo después de la Covid-19’, realizado por McKinsey Global Institute (MGI).
«El desafío del reciclaje profesional podría intensificarse porque la participación general del empleo en ocupaciones de bajos salarios puede disminuir por primera vez», apuntan los autores del estudio, señalando que los trabajadores afectados se enfrentarán a brechas aún mayores en los requisitos de habilidades, ya que el crecimiento del empleo tiende a concentrarse «en los trabajos con salarios altos, mientras que los trabajos con salarios medios y bajos disminuyen».
De este modo, si antes de la pandemia se había observado tradicionalmente que los trabajadores de empleos de baja remuneración se trasladaban a otros empleos del mismo nivel de ingresos, como consecuencia del efecto acelerador de la Covid-19 en tendencias como la automatización, el comercio electrónico, el teletrabajo o la reducción de los viajes de negocios, ahora se prevé que más de la mitad de los trabajadores con salarios bajos en ocupaciones en declive necesitarán cambiar a ocupaciones que requieren diferentes habilidades en tramos de salarios más altos.
El informe, que analiza los cambios hasta 2030 en economías como China, Francia, Alemania, India, Japón, España, Reino Unido y los Estados Unidos, que en conjunto representan alrededor de la mitad de la población mundial y el 62% del PIB, afirma que la transformación laboral requerirá un gran esfuerzo de reciclaje profesional a medida que los trabajadores pasen de trabajos rutinarios, que requieren habilidades cognitivas básicas a trabajos que requieren más habilidades tecnológicas y socioemocionales.
No obstante, advierte de que la escala del desafío del reciclaje profesional va más allá de los trabajadores que necesitan cambiar de ocupación, ya que también entre los trabajadores que mantengan sus trabajos se producirán cambios en las tareas a realizar, por lo que concluye que «el desafío de volver a capacitar y reasignar a los trabajadores a nuevas ocupaciones a largo plazo es mayor que adaptarse a la crisis a medida que se desarrollaba».