Los drones son en la actualidad un elemento más de ocio, pero también tienen importantes aplicaciones en materia de seguridad, si bien conviene tener en cuenta los riesgos, tanto intencionados como no intencionados, que plantea su uso.
Inicialmente concebidos como una herramienta para el espionaje y la defensa nacional e internacional, los drones han ampliado su presencia en sectores como el de las infraestructuras, en las labores de rescate y también en mensajería.
Son, además, un elemento de ocio, pero la inexperiencia de algunos usuarios y su mala utilización han generado problemas que pueden llegar a convertirse en un peligro para la seguridad, como indican desde el grupo de ciberseguridad español Excem Technologies.
Los principales riesgos que entraña el uso de drones se pueden clasificar en dos categorías: los intencionados y los intencionados, siendo los primeros los vinculados a su uso en defensa y los segundos, los relacionados con las colisiones accidentales que puedan tener.
Los drones son una herramienta perfecta para la defensa y el espionaje, tanto por su tamaño como por sus capacidades de desplazamiento, como señalan desde Excem Technologies. En este sentido, pueden llegar a suponer un riesgo en caso de ser usados para realizar algún tipo de ataque si las barreras de seguridad no son lo suficientemente potentes, ya que, por ejemplo, tienen mayor facilidad para acceder a eventos multitudinarios.
Los drones también se pueden emplear como herramienta para la extracción de datos debido a su capacidad de movilidad y cada vez más a sus nuevas funcionalidades, aseguran desde el grupo de ciberseguridad.
En lo que se refiere a los riesgos no intencionados, un ejemplo de ello se vivió en el aeropuerto Adolfo Suárez – Madrid Barajas en 2019, cuando la presencia de uno de estos equipos causó la cancelación de las operaciones durante una hora.
Por otra parte, las colisiones involuntarias se producen a causa de fallos tanto del ‘software’ como del ‘hardware’ del dron, pero también se deben tener en cuenta aquellas situaciones en las que los fallos provienen del pilotaje, que pueden poner en peligro las estructuras terrestres, pero también a las personas.
Al igual que ocurre con los aviones, la presencia de aves en el espacio aéreo supone para los drones un riesgo no intencionado habitual, ya que muchas veces es difícil que el piloto pueda reaccionar a tiempo ante un posible impacto.
Por eso, desde Excem Technologies recomiendan limitar el uso de estos dispositivos a espacios abiertos, alejados de aeropuertos y en los que el piloto sepa que no hay presencia de aves que puedan interferir en el vuelo y su operación en general.
Los drones también son utilizados para desarrollar misiones de ayuda, como la búsqueda de supervivientes tras una catástrofe natural. Sin embargo, en muchas ocasiones, debido a la complejidad del terreno, estos dispositivos se quedan inoperativos. Por último, los drones pueden causar, de forma no intencionada, interferencias en los equipos de aeronaves cercanas, impidiendo un correcto pilotaje de la misma.