Completamente destrozada, y al borde de un ataque de ansiedad en algunos de los momentos de los dos primeros capítulos de «Rocío, la verdad para seguir viva», Rocío Carrasco no esquivó ningún tema y habló, como nunca había hecho, de la nula relación que tiene con sus hijos desde hace años.
Según Rociíto, Antonio David le «arrebató» a sus hijos y, con su presunto «maltrato», sus «menosprecios» y sus «insultos» – victimizándose y demonizando supuestamente a su exmujer delante de los pequeños – habría conseguido que tanto Rocío como David acabasen por odiarla con el paso de los años, cumpliendo así la terrible promesa que, según la hija de Rocío Jurado, su exmarido le habría hecho cuando se separó de él: «acabar con ella y quitarle a sus hijos para siempre».
Unas durísimas confesiones que han provocado que se hable de Rocío y David como víctimas del Síndrome de Alienación Parental. Pero, ¿qué significa esto exactamente? ¿De qué acusa Rocío Carrasco a Antonio David Flores cuando asegura que alienó a los niños en su contra?
Se conoce como Síndrome de Alienación Parental al rechazo por parte del menor a uno de sus progenitores, que suele suceder cuando sus padres están inmersos en un proceso de divorcio. Así, el progenitor ‘aceptado’ por su hijo – en este caso Antonio David – tendría conductas, palabras y comportamientos destinados a ‘polarizar’ al menor y provocar un rechazo hacia el otro progenitor, cuya imagen denigraría gravemente ante sus hijos (en este caso Rocío Carrasco). A través de mentiras infundadas, comentarios negativos e insultos por parte de el progenitor ‘aceptado’ el menor iría poco a poco creando un profundo rechazo hacia su otro progenitor.
Es decir, el progenitor ‘alienador’ modelaría a su hijo para que éste rechazase a su otro progenitor, debilitando la relación entre el progenitor rechazado y el menor, sin motivos aparentes para ello. Una forma de maltrato infantil difícilmente diagnosticable de la que Rociíto habría acusado a su exmarido con sus durísimas revelaciones.