Actualmente, uno de los jugadores de los que se esperaba un gran rendimientos para esta temporada era Phillipe Coutinho. El brasileño había estado cedido la campaña pasada en el Bayern Múnich y conquistó el triplete con el conjunto alemán; además de participar con dos goles en la tremenda goleada por 2-8 que le propinaron precisamente al FC Barcelona en su camino a la Champions League. Por eso mismo, Ronald Koeman lo llamó para asegurarle que sería pieza clave de su equipo y que lo quería de vuelta; más aún al ver que la posibilidad de que saliera Lionel Messi era muy alta, así que el neerlandés quería una figura y pensó en el brasileño para hacer eso. Sin embargo, ahora que ya se viene el final del curso, una vez más se comienza a pensar que su fichaje es uno de los peores de la historia.
Lo cierto es que Coutinho llegó al Barcelona a cambio de 160 millones de euros, gran parte de ellos en variables, todas muy sencillas para beneficiar al Liverpool. Este fue otro de los malos negocios de Josep Maria Bartomeu, que desesperado tras la salida de Neymar, se propuso a dilapidar todo el dinero obtenido en fichajes y gran parte se fue en el brasileño. Dos años y medio después su rendimiento en el club no ha mejorado; pese a que inició bien esta temporada, de titular y colaborando, con el paso de los partidos se bajo nivel regresó y después una lesión lo terminó de dejar fuera. Su fichaje ya ha llegado al nivel de fiasco, porque no fue lo que se esperaba y por todo el dinero que costó; pero también por todas esas cláusulas secretas que tiene su contrato y que dejan al Barça en muy mal lugar.
Un pacto de no agresión perjudicó al Barça
Según comentan varios medios ingleses, el director deportivo del Liverpool, Michael Edwards, consiguió que con el fichaje de Coutinho se firmaran una serie de cláusulas que, inteligentemente, beneficiaban al conjunto red. Una de las más importantes que se logró fue la que especificaba que no se producirían más fichajes entre ambos equipos, al menos hasta el 2022. Tras haber perdido una pieza que hasta ese momento era vital para Jürgen Klopp, además del recuerdo de las ventas de otros jugadores claves como Javier Mascherano y Luis Suárez, el equipo de Merseyside no quería más salidas con destino a Cataluña y por eso se pactó esta como una de las cláusulas secretas. Al ver esto, al fin se podría comprender la razón principal por la que el fichaje de Georginio Wijnaldum se cayó pese a ser una de las peticiones de Koeman.
El entrenador neerlandés se empeñó en que una de las zonas que quería reforzar era la del mediocampo; así que sus aspiraciones eran conseguir un jugador fuerte, con gran recorrido, resistente, que pudiera colaborar en defensa y llegar a posición de ataque si se requería, entonces apareció la figura de Wijnaldum. El centrocampista acaba contrato este 30 junio y si el Liverpool no quería que se fuera gratis, como sucederá, debía venderlo el pasado verano o lograr que renovara con ellos; sin embargo, el neerlandés no quiso renovar y parecía que todo estaba listo para que llegará al Barcelona, pero al final las negociaciones se cayeron. Aunque se pensó en un momento que se debió a los problemas financieros del equipo azulgrana, que también los tiene, el fichaje se pudo haber truncado por esa cláusula en el contrato de Coutinho que lo impedía tajantamente.
Barcelona aún debe dinero por Coutinho
Está claro que todo con respecto al fichaje de Coutinho ha salido fatal para los intereses del club blaugrana. Los millones de euros que pagaron parecen ahora tirados a la basura por un jugador al que su bajo rendimiento y las lesiones le han impedido demostrar todo lo que se esperaba de él en el Barcelona. Con todo ese panorama, las cosas apuntan a que el brasileño es una de las piezas que abandonará el equipo a final de temporada. Laporta sabe que necesita dinero para solucionar lo referente a esa enrome deuda que tiene la entidad catalana y por eso su salida es una de las que podría ayudar en ese aspecto, pues sin su salario se ahorrarían una buena cantidad de dinero; además, si logran venderlo, aunque nadie parece querer arriesgarse con él, también se recaudará una buena suma.
Si bien lo ideal es que pudieran venderlo, Coutinho seguiría siendo un problema, pues todavía deben pagar al Liverpool por su fichaje. Luego de publicar su memoria anual, se comprobó que la gestión de Bartomeu fue más nefasta de lo pensado, debido a la gran deuda que pesa sobre el club; pero es que una de las razones de esa deuda está en el hecho de que aún falta pagar unos 70 millones de euros por el brasileño. De esta cantidad, 29,2 millones de euros pertenecen a la deuda de corto plazo, que deben pagar antes del 30 de junio; y los otros 40 millones de euros se tienen que pagar a largo plazo. Realmente Coutinho no ha sido lo que se esperaba y quedará en el recuerdo de los aficionados por todos los problemas que ha ocasionado, en lugar de ese gran fichaje que se esperaba.