El Covid-19 ha impactado vilmente la vida de todos. Parece mentira que tengamos un año desde que se desató esta pandemia. La depresión y la ansiedad, son dos de las tantas consecuencias que sufren muchísimas personas en medio de este panorama que, desafortunadamente, sigue siendo de mayor intensidad. El tener que vivir bajo el encierro, noticias alarmantes, la prevención, el uso de las mascarillas y, por si fuera poco, la reorientación de los mismos hábitos, ha puesto en jaque el bienestar de todos en algún momento.
El coronavirus no solamente le ha segado la vida más de dos millones de personas, sino que los que seguimos dando guerra, tenemos que lidiar con los estragos de las implicaciones del Estado de Alarma. Ha representado ser una soga al cuello, donde la mente ha sido una de las mayores afectadas. Hoy, en QUÉ!, analizamos un poco lo que ha desencadenado el SARS-CoV-2 y que posiblemente te verás reflejado en alguna de las ejemplificaciones.
5Distanciamiento humano como consecuencia de la covid
Los dos metros de distancia nos han llevado a estar lejos de las muestras de efecto. De alguna forma ha servido para protegernos. Sin embargo, sus repercusiones desde el punto de vista psicológico ha sido desalentador. Pues, ahora, se suele ver al otro como un enemigo portador del virus; el saludo ha quedado en el olvido, más allá de los gestos que se puedan emitir, y ese lazo de hermandad que muchas personas solían tener con amigos y conocidos, casi que ya no existe.
Estamos en presencia de un serie de cambios muy drásticos, donde las relaciones interpersonales que, son esenciales para todo individuo, han sido perjudicadas. El término «sentirnos raro», porque querer abrazar a alguien, la evocación de aprecio que la Covid no permite que le demos rienda suela a esos sentimientos han traído consigo una capsula de emociones que parecieran no tener salida.