Los calambres son una contracción que tiene lugar en el músculo y que aparece de forma totalmente involuntaria e inesperada. Suelen aparecer cuando nuestro cuerpo está relajado y, por eso, son frecuentes durante el periodo de sueño o cuando se está relajado.
Esta condición aun siendo leve, puede llegar a causar fuertes dolores en la zona y que, por un breve tiempo, el músculo se quede resentido y adolorido, por ello debes aprender cómo aliviar los calambres, pero también como evitarlos.
5Ejercicios antes de dormir
Hacer estiramientos es lo que se indica habitualmente en las investigaciones profesionales, ya que muestran que vale la pena considerar el estiramiento muscular como una terapia alternativa para ayudar a reducir la frecuencia y severidad de los calambres nocturnos.
Intentar algunos de estos ejercicios poco antes de acostarte es aconsejable y puede pasar un tiempo antes de que notes alguna mejoría, así que persiste por algunas semanas. Y si los calambres no desaparecen, es posible que se reduzca su frecuencia o severidad.
Cambiar la postura de las piernas cuando estés en la cama es idóneo, ya que hay ciertas posiciones que pueden evitar que el músculo de la pantorrilla se haga más pequeño, contrayéndose o tensándose cuando estás en la cama. Si duermes boca abajo, trata de que tus pies sobresalgan del borde de la cama. Eso los mantendrá en un posición relajada.
Si duermes boca arriba, trata de asegurarte de que tus pies apuntan hacia arriba. Puedes lograrlo poniendo una almohada bajo la pierna o en el borde de la cama para elevar el pie y mantenerlo en su lugar.
Ojo con la ropa de cama, mantener las sábanas y frazadas sueltas puede ayudar a evitar que los pies terminen apuntando hacia abajo mientras duermes, lo cual favorece la aparición de calambres.
Es importante observar que los calambres pueden afectar cualquier músculo del cuerpo y son mayormente comunes en las pantorrillas, muslos, pies y manos. Los especialistas creen que tiene que ver con la acumulación de ciertas sustancias durante el sueño o con la peor circulación sanguínea.
Las personas con más probabilidades de sufrir calambres musculares son los atletas cuando están sometidos a intensos o prolongados entrenamientos y los adultos mayores debido a la pérdida normal de los músculos, a eso se le conoce como atrofia, que comienza a mediados de los años 40 y se acelera con la inactividad.